"Habla de códices mayas"
Los jeroglíficos mayas, como otros sistemas de escritura del mundo, tienen un alto valor icónico, comentó Erik Velázquez García, al disertar una conferencia en El Colegio de Sinaloa
El investigador de la UNAM en su charla Cómo fue descifrada la escritura jeroglífica maya señaló que ésta es un sistema logofonético, es decir, se basa en dos categorías de signos: los logogramas y los silabogramas.
"Los mayas escribían mucho y tenemos aproximadamente unos 5 mil textos jeroglíficos que nos ha legado esta civilización, que todavía se conservan", indicó el historiador.
Los textos más antiguos de los mayas prehispánicos datan del año 300 a.C. y fueron encontrados en Guatemala, y los textos más recientes proceden de un manuscito de la época colonial, llamado Códice Pérez, el cual fue compilado a principio del Siglo 19 por el gran sabio yucateco Juan Pío Pérez. Se trata de un sistema de escritura que estuvo en uso dos mil años y que sufrió muchas transformaciones.
Velázquez García comentó que para poder descifrar un sistema de escritura como el egipcio o el maya, los expertos se han dado cuenta a lo largo de 200 años de estudio que se requieren tres condiciones básicas. Primero tener un corpus de textos abundante; segundo tener una idea aproximada de qué idioma está representado por ese sistema de escritura que no está descifrado y tercero, tener un biescrito, siendo el más famoso la piedra rosetta.
"Un biescrito es un texto redactado en al menos dos sistemas de escritura, uno que queremos entender y que no está descifrado y el otro que sí podemos comprender, y obviamente se requiere que este texto sea la traducción el uno del otro o al menos una paráfrasis el uno del otro", indicó.
Dijo que el biescrito sin el cual no se habría podido descifrar la escritura maya fue producido por Fray Diego de Landa, segundo obispo de Yucatán, sobre quien pesa la leyenda negra de que mandó quemar códices en 1562 y fue responsable de la inquisición episcopal contra los indígenas de la región porque supuestamente ya estaban catequizados y eran practicantes de la religión católica pero en el fondo seguían adorando a sus dioses.
Por este escándalo tuvo que comparecer en España, donde escribió la defensa de su proceder, documento que constituye para los historiadores modernos el testimonio más elocuente y mejor documentado de la vida de los mayas desde sus creencias y costumbres del Siglo 16, cuando fue la conquista de Yucatán.
Señaló que entre las cosas que explica este documento hay un apartado que se refiere al calendario donde proporciona los jeroglíficos de los días y los meses, y además esta parte que se conoce como el alfabeto de Landa, que constituye el biescrito.
"Hay una serie de caracteres jeroglíficos con unas glosas en alfabeto latino romano que nos dan su valor fonético, esta es nuestra piedra rosetta", explicó Velázquez García.
De entre los investigadores de jeroglíficos mencionó a Cyrus Thomas, un norteamericano, ingeniero, que en sus ratos libres se dedicaba a su pasión, que era estudiar los códices mayas que estaban en Europa.
Thomas, dijo, representa una escuela de investigadores mayistas que se dice que son los primeros fonetistas.
"Ellos pensaban que la relación de Landa sí servía para poder leer jeroglíficos mayas y que había un alto fonetismo en los jeroglifos de estos códices", detalló.
"Aunque también hay que decir que en la relación de Landa sólo encontramos unos veintitantos signos porque creía que era una escritura alfabética y solamente recopiló veintitantos signos, más los 20 signos de los días y los 18 de los meses, pero eso no basta para leer los jeroglíficos de los códices, porque tienen alrededor de unos 350 ó 400 signos, así que hay muchas cosas de Cyrus Thomas y estos fonetistas del Siglo 19 no pudieron leer".
También habló del trabajo del bibliotecario alemán Ernest Förstemann, quien descubrió la estructura numérica del códice de Dresde, describió cada elemento del calendario maya, los almanaques de 260 días para adivinar el destino, las tablas del planeta Venus, que hoy se sabe es una tabla de pronósticos de eclipses.
Mencionó otros investigadores que recurrieron a la relación texto con imagen, que fue el primer método de desciframiento que se conoce.
Eduard Seler, otro alemán, era especialista en códices no solamente mayas sino también mixtecos y aztecas, y tuvo la idea que los jeroglíficos mayas eran ideogramas, que no representaba palabra alguna, que no había ahí fonetismo y que si acaso lo hubo era incipiente. Estaba equivocado pero sus ideas fueron influyentes.
HISTORIADOR
Érik Velázquez García es licenciado en Historia, maestro y Doctor en Historia del Arte por la UNAM.
Desde 1999 trabaja como investigador en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Desde 1997 ha impartido diversos cursos de licenciatura y posgrado sobre arte, epigrafía e iconografía maya, así como de teoría de la escritura gramatológica, en diversas instituciones.
Ha colaborado como epigrafista para proyectos del INAH