Hay demasiadas estrellas en el cielo,
son ojos que siempre nos están mirando
entre las sombras, las nubes, la lluvia
y en su mirada amarilla
dejan tristeza penetrante
en las aguas del arroyo
y se estampan en la cara de los lagos,
sordas van por el viento,
a ciegas caminan por el campo
y el verdor de los árboles se lamenta
al sentir sus pupilas
que secan en ocres sus hojas.
Hay demasiadas estrellas en el cielo
y me siento demasiada estrellada
porque la tristeza se ha vuelto
calca en mi piel
y mis ojos de mirada amarilla
languidecen
parpadean
se humedecen
y apagan
ocultos en el hueco
de la soledad moribunda
en obscuras telarañas.
Levanto mi cara
y todas las noches
mis ojos se vuelven estrellas
como los tuyos,
como los de ellos,
como los de los otros,
como los de todos
mirando con su mirada amarilla
al mundo de hoy.
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