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"CONGRESO D10"

"Héctor Falcón: La transgresión del arte"

"Nacido en Sinaloa, el artista que ha tomado su cuerpo como materia prima para su obra, dice no ser profeta en su tierra"
15/11/2015

    CULIACÁN._ Héctor Falcón nació en Culiacán de manera circunstancial, pero aún así dice que se siente ligado a esta tierra; lo mueven nostalgias, caras conocidas. 

    No así una relación fecunda con el campo de la creación, ese mismo que lo ha llevado a estar presenta en ferias y galerías importantes de México, Estados Unidos y Europa. 

    El artista, que ha tomado a su cuerpo como la materia prima para su propuesta visual, siente que no ha logrado enlazarse con sus orígenes. 

    Solo recuerda haber participado hace algunos años en El misterio del kilo de oro, una muestra colectiva de creadores sinaloenses, expuesta en la Embajada de México en París y desde ayer es parte del Congreso de Diseño D10. 

    Ha sido hasta ahora que lo invitaron a regresar; antes lo había hecho pero para comer mariscos, visitar amigos. No se siente profeta en su tierra. 

    "Esta es la primera vez que me invitan a participar en un congreso y quiero decirte que estaba más emocionado de estar aquí que en cualquier otro lugar, siempre he querido hacer obra pública en Culiacán", asegura. 

    "Uno no es profeta en su tierra, ciertamente no viví muchos años aquí, pero éste es mi origen, mis padres llegaron a vivir a Guamúchil hace muchos años y me siento ligado por las historias". 

    Y aunque asegura que no se es del lugar en el que se nace, sino en el que se crece y ama, Sinaloa siempre está consigo dándole vueltas en la cabeza.

    Del cuerpo como arte
    Formado en La Esmeralda y en la Universidad de Arte y Diseño de Kyoto, Falcón ha tenido dos obsesiones temáticas en su trabajo: la muerte y la ausencia. 

    Lo ha hecho utilizando distintos soportes, desde pintura, grabado, performances, fotografía, hasta la intervención de su propio cuerpo. 

    En 1999 se sometió a un proceso de mejoramiento corporal consumiendo esteroides, una dieta rica en proteína y ejercicio anaeróbicos en gimnasio. 

    Buscó hacer un ejercicio crítico ante la belleza corporal del mundo occidental. Tiempo después tomó 100 litros de jugo de zanahoria para cambiar la pigmentación de su piel, se extirpó el ombligo para sustituirlo por un tatuaje que reza Unborn. 

    Su trabajo ha seguido esa línea de la transgresión. Siempre ha buscado no detenerse. Le interesa la investigación y la búsqueda de la no belleza en cada proyecto que realiza. 

    La única forma en la que ha podido hablar de temas no políticos sino personales, ha sido su cuerpo. 

    "El cuerpo es un campo fértil para mi obra, pero puede agotarse, eso lo sé, ha sido una gran obsesión que sigo trabajando para entender la muerte, saber que estamos vivos pero que vamos a desaparecer". 

    "El cuerpo al final tiene cierta plasticidad y tiene una carga cultural bastante fuerte sobre todo hoy en día. No es el único medio que uso porque de repente me pongo a pintar".

    La realidad del arte
    Falcón, quien próximamente participará en la Feria de Arte de Miami, agregó que le interesan las interrelaciones entre las diferente disciplinas, aunque el cuerpo ha sido lo que más ha trabajo, no deja de lado otros soportes. 

    A estas alturas le resulta sorprendente que a la gente le asuste todavía el arte contemporáneo. 

    "De pronto la gente sigue viendo el urinario de Marcel Duchamp, que tiene más de 100 años y se sigue asustando, a mí en particular me interesa el proceso de realización y no tanto lo físico", admite. 

    "Mucha gente critica el arte que se hace actualmente, pero no más que el resultado de lo que se está viviendo, creo que quienes lo hacen es porque no lo entienden y no es sólo culpa de ellos, sino también de las autoridades que no acercan el arte".

    La buena fortuna
    Para Falcón el arte es una caja de oportunidades, de juego, es lo más grande que le ha tocado hacer en la vida. Además que ha estado guiado por la buena fortuna. 

    Vive de su trabajo y siempre está en constante creación. 

    "Hace 50 años nada hubiera podido ser igual, a pesar de todo me ha ido bien, yo decidí dedicarme al arte y he tenido buena fortuna y eso es un tesoro. Yo siempre he buscado desvincularme de la parte planfletaria de ser artista y me he puesto a trabajar". 

    Pensar una obra, dice que no es sólo proponer, es también dejar que el público la complete, que la vea, que se imagine aunque al final no sea lo que él pensaba. 

    "El arte me gusta mucho porque me ha dado muchos chances, sobre todo de pensar en lo genial y lo terrible que es la vida. El arte entra por los ojos pero estalla en la mente".

    "Uno no es profeta en su tierra, ciertamente no viví muchos años aquí, pero este es mi origen, mis padres llegaron a vivir a Guamúchil hace muchos años y me siento ligado por las historias". 

    Héctor Falcón
    Artista visual

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