Cuando el caso lo ameritaba, el Dr. Frankl le decía a su paciente cosas así. Si usted sufre tanto, ¿Por qué no se suicida? Y el paciente inmediatamente contestaba, ¡cómo, suicidarme yo! , No... porque tengo un hijo, o bien porque soy creyente o bien porque temo hacerlo porque no iría al cielo y entonces no estaría con mi madre, porque sufriría, etcétera; bueno les decía, usted no se suicida porque tiene, algo por quién vivir, y porque la vida tiene sentido, y el que tiene un por qué siempre encuentra un cómo.
Su famosa obra el hombre en búsqueda de sentido, ha sido traducida a casi todos los idiomas y se han vendido millones de ejemplares en el mundo, si usted no ha tenido la oportunidad de hacerlo se lo recomiendo ampliamente.
Brevemente le diré que relata su amarga experiencia en un campo de concentración (Auszchwitz), pero en donde se demuestra que el espíritu humano no puede ser vencido, cuando a pesar de todas las dificultades encuentra un sentido para seguir expresándose y en el caso de él fue el volver a su familia y el escribir esta magnífica obra que menciono líneas arriba.
Admiro mucho al Dr. Frankl, pues si bien es cierto que Hahnemann propone curar al hombre cortando las amarras de lo miasmático, él lo propone fraccionando desde el espíritu de ahí el nombre de su técnica la logoterapia, en donde entre otras cosas aplica lo que él llamó intención paradójica, que no es otra cosa que homeopatía aplicada a la sicología.
Estoy cierto que él era un médico muy culto y probablemente leyó a Hahnemann, pues los grandes siempre son más humildes y sencillos que los pequeños, en fin adquiera ese libro y verá que siempre que usted se sienta triste, abatido, su lectura le levantará el ánimo de inmediato, pues lo que usted o yo podemos vivir por mal que nos vaya en la vida, nos parecerá nada en comparación con lo vivido en un campo de concentración.
Donde se encuentre, maestro Frankl, muchas gracias.
Comentarios: doctorcalderon24@hotmail.com
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