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"Inés Arredondo, la partida"

"La propia escritora sinaloense, quien mes cumpliría 80 años, cuenta su propia historia"
06/11/2015 08:03

    Siempre me interesó cultivarme, pero aquí ni si quiera había librerías. Había un señor que vendía libros y encargaba lo que yo le pedía, mi madre pagaba las cuentas. Hice el bachillerato en el Colegio Aquiles Serdán, de Guadalajara, me fui con el apoyo de mi abuelo.
    Por aquella época, pasé una larga temporada en México, donde pude ver exposiciones francesas, espectáculos de música y ballet, y me convencí de que había un mundo más profundo y verdadero que quería conocer.
    Quise irme a estudiar Filosofía a la Ciudad de México y mi padre se opuso. Fue de nuevo papá Pancho, quien me apoyó económicamente y se hizo responsable de mí. A él le debo haber podido desarrollar mi vocación por la Literatura, carrera a la que me cambié, y estudiado Biblioteconomía y una maestría en Lengua. Cuando publiqué La señal, mi primer libro de cuentos, en 1965, se lo dediqué.
    Me llamo Inés Arredondo por amor a él, porque no tuvo hijos varones y quise preservar su apellido en mí.
    Tuve un novio que era piloto llamado Juan Manuel López. Después me enamoré del poeta Tomás Segovia y en 1953 me casé con él. Tuvimos tres hijos, Inés, Ana y Francisco. En ese tiempo colaboramos en la Revista Mexicana de Literatura, a mí me tocaba corregir planas, galeras, seleccionar material y hacer traducciones. En 1961 nos fuimos a vivir a Montevideo, donde estuvimos tres años, y en 1965 nos divorciamos.
    Después me casé con Carlos Ruiz Sánchez, médico de profesión, que sabía apreciar la literatura y la crítica.


    Las palabras precisas
    Fui lectora de Chéjov, Katherine Mansfield y Cesare Pavese, catedrática en la UNAM y di conferencias por diversos países. Me interesé por la obra de Jorge Cuesta, sobre quien escribí un libro, y mi narrativa se reúne en tres títulos, La señal, Río Subterráneo, con el que gané el Premio Xavier Villaurrutia, y Los espejos.
    Nunca escribí para ganar premios, méritos ni reconocimientos. No escribí por escribir. Busqué las palabras precisas que le dieron sentido a mi vida.
    Los últimos años padecí depresión e intensos dolores de columna que muchas veces me obligaban a permanecer sedada. Dejé este mundo el 2 de noviembre de 1989 y aunque sé que en mi ciudad el viejo Cine Reforma, lleva mi nombre desde hace algunos años, como también un premio literario, sigo esperando que mi gente sepa de mí, por mi obra. Sigo esperando que me lean.


    FUENTES: Diálogo de voces en la narrativa de Inés Arredondo, Esther Avendaño Chen; Luna Menguante, Claudia Albarrán; Personajes de Sinaloa, INEA. Entrevista con Rosa Camelo Arredondo.