"Koyasan, la ciudad de los cien templos"
KOYASAN (EFE)._ Escondida entre montañas boscosas, la ciudad japonesa de Koyasan, fundada hace mil 200 años por el padre de la variante budista Shingon, atrae por el carácter sagrado de sus templos a más de un millón de turistas y peregrinos al año.
La localidad está vinculada al Camino de Kumano, una ruta de peregrinaje y retiro espiritual budista, hermanada con el Camino de Santiago. Ello ha hecho que esta región boscosa salpicada de templos haya sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
A diferencia de Nara, la capital del budismo más tradicional, Koyasan se encuentra en la península Kii (en el centro de Japón), y sus pilares fundacionales se asientan en la creación en el año 816 del budismo Shingon, una variante fundada por el venerado Kukai que hoy cuenta con 10 millones de creyentes en el país.
Koyasan es el hogar de apenas 4 mil habitantes, pero su territorio está repleto de monumentos y pequeños templos de cuidados jardines a los que se acercan cada año más de un millón de turistas, la mayoría de ellos peregrinos dispuestos a recorrer su exigente camino espiritual.
Hoy en día, llegar a este mundo mítico no lleva, como en el pasado, los cinco días que requerían el centenar de kilómetros que la separa de la ciudad imperial de Kioto: tan sólo se necesitan dos horas en un tren exprés que atraviesa el río Kinokawa, la división entre el mundo de los vivos y de los muertos, según la idea del budismo.
Koyasan, junto con el camino japonés de Kumano Kodo, Yoshino y Omine, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2004 por su riqueza paisajística y los múltiples lugares sagrados unidos por caminos de peregrinación a través de las cordilleras de la montaña de Kii.
Estricto celibato
Nada más salir del tren, espera al visitante un cuesta que conduce a una de las puertas de la Ciudad Llana, llamada así pese a estar situada a unos 900 metros sobre el nivel del mar.
Koyasan estuvo prácticamente escondida hasta 1872, cuando se abrieron sus puertas a las mujeres gracias a la reforma Meiji.
La estrictas normas de celibato para el entrenamiento espiritual de este movimiento budista llevaron a su fundador, el venerable Kukai, a construir un edificio para reunirse con su madre justo detrás de una de las siete puertas que conectaban la villa con otras ciudades de alrededor.
Al llegar a Koyasan se puede sentir la cercanía de la naturaleza y el olor de los bosques de cedros, pero sobre todo impresiona la tonalidad de la luz filtrada por los árboles que contrasta con los colores llamativos y la iluminación nocturna de las grandes urbes japonesas.
El lugar fue elegido por ser ideal para el adiestramiento espiritual, ya que la temperatura es generalmente de 10 grados por debajo de la de Osaka: durante 10 meses del año, es necesario recurrir a la calefacción y a las mantas.
Museo de templos
Los turistas extranjeros suelen calificar esta ciudad como un museo de templos, ya que no es como las cercanas Kioto o Nara, donde los monumentos se encuentran entre los edificios modernos, según explicó un portavoz de la oficina de turismo de Koyasan.
Curiosamente, tras el nombramiento de esta región como Patrimonio de la Humanidad, el turismo de peregrinos a Koyasan no aumentó de manera importante, aunque ayudó a que se triplicara el número de turistas extranjeros, que pasaron de los 10 mil a unos 30 mil.
En este paraje lleno de lugares sagrados destacan los templos de Kongobuji y Okunoin, y el complejo de Garan.
El Templo Kongobuji, construido en 1593, es la sede principal a la que se vinculan unos 3 mil 600 templos del budismo Shingon y el centro espiritual para este movimiento religioso extendido por todo Japón.
El templo central de madera está rodeado por un jardín de 2 mil 400 metros cuadrados donde destacan grandes piedras ubicadas en un suelo yermo dibujado por rastrillos. Las puertas de la sala principal están pintadas por la escuela Kano, la de más éxito de aquella época.
En la proximidades de Kongobuji se encuentra el complejo de Garan, creado originalmente por Kukai, una reunión de monasterios y edificios, como el central templo de Kondo y la llamativa pagoda Daito, de 50 metros y color rojo.
Para los visitante llegar al templo Okunoin es casi una obligación, ya que allí se venera al espíritu de Kukai y es el destino final de peregrinación. Para ello, hay que superar un camino de dos kilómetros rodeado de unas 200 mil tumbas, donde descansan los protagonistas de la historia medieval de Japón.
Los 'Shukubo'
Las personas ajenas al rito Shingon pueden vivir una experiencia única y hospedarse en uno de los 52 templos "shukubo" de la región, manejados por monjes jóvenes rapados al cero que se ocupan también de la comida.
Envueltos en la niebla matinal, en la mayoría de los "shukubo" la jornada empieza con el toque de campana de las 6:00 horas, para que los huéspedes se reúnan en una sala donde se venera a figuras budistas y escuchen de rodillas las sutras sagradas que los monjes entonan durante casi una hora.
También, en algunos "shukubo" se pueden aprender técnicas de meditación del budismo "Ajikan".
ACTIVIDAD
Otra actividad que se puede realizar en estos templos-pensión es copiar una sutra, un entrenamiento que se estableció en Koyasan para conseguir la paz mental. Esta práctica, llamada 'shakyo', se realiza colocando una hoja encima de la muestra: aunque parece sencillo, trazar los caracteres con pincel lleva a muchos casi una hora. Una vez terminado este rito, se puede brindar como ofrenda y muestra de la visita por el templo.
RUTA DE PEREGRINAJE Koyasan está vinculada al Camino de Kumano, una ruta de peregrinaje y retiro espiritual budista, hermanada con el Camino de Santiago.