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EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA

La higuera carente de fruto

EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA

    Marchaba Jesús en su caminar continuo, su humanidad sentía los estragos por el desgaste, al estar expuesto a limitaciones de la naturaleza y entonces sintió hambre.

    Un frondoso árbol apareció en el sendero, es una higuera luciendo su follaje, cubriéndola con el verdor de sus hojas, le ofrece una esperanza, así lo desea, la de encontrar en ella abundantes frutos para saciar su hambre.

    Sus pasos lo llevan hacia aquel árbol, pero al llegar a él en busca de sus frutos no los encuentra, la razón de ello, nos la revela el evangelista san Mateo, narrador de este hecho, era porque todavía no era tiempo de dar frutos. El ánimo del Maestro explotó en una frustración, diciendo, “No haya más fruto en ti” y la higuera se secó.

    Este pasaje es un revelador de la parte humana de Jesús, unida al poder de su divinidad, introduciéndonos en una analogía hecha parábola, sobre el poder de la fe y la importancia de las obras para hacerla manifiesta en nuestra vida.

    A simple vista se puede considerar como una injusticia el tema con su resultado, según la narración evangélica, más aún cuando textualmente se explica que no había frutos porque aún no era temporada de que los hubiera.

    El ser humano es el culmen de la creación, pero lleva en sí mismo un cúmulo de limitaciones oscureciendo la imagen impresa en él, con la cual está llamado a ser creador en la misma obra de su Creador, pero también por desgracia tiene la capacidad de destruir gran parte de esta creación. Tremenda paradoja que convierte al ser humano en el misterio de los misterios de este mundo.

    La fe es la virtud teologal que otorga al ser humano la capacidad de hacer presente al mismo Dios en este mundo, aun cuando no sea visto tal cual es, pero que puede ser observado a través de sus manifestaciones y con ello hacer presente su poder entre nosotros.

    Desde este panorama, la escena de la higuera narrada por san Mateo se convierte en un elemento al servicio del hombre, en ella no hay culpa ni mérito en sí misma, pues su función es servir a la creación, encabezada por el ser humano, quien es el culmen de la misma creación y del cual está ella en espera de su plena manifestación como hijo de Dios.

    El evangelista nos muestra a un Jesús inmerso, por su propia voluntad, en la humanidad, con todas sus facetas y sensibilidades, para ofrecernos una enseñanza, en su misma frustración al no encontrar lo apetecido en esos momentos.

    Nos muestra el pasaje y así lo dice el mismo Jesús, que el valor de la fe es capaz de alcanzar lo solicitado, pero a la vez nos ofrece otra enseñanza; la fe debe de dar fruto en obras concretas, pues sin ellas está muerta.

    La analogía de la higuera no puede, ni debe limitarse a la sola realidad del hecho que aparece en la narración, en la cual existe la apariencia de exhibir una injusticia en contra de un ser vivo de la creación, más bien pretende mostrarnos el poder de la fe traducida en hechos, como frutos que la hacen presente entre nosotros, con una vitalidad capaz de capaz de cambiar estructuras, para convertir este mundo en un mundo mejor.

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