"La maternidad en el arte"
CULIACÁN.-La visión de la maternidad, su representación y su discurso, en el arte, ha ido cambiando al paso del tiempo.
Desde los inicios del arte, el hombre sintió la necesidad de plasmar su interior, sentimientos, ideas, emociones y juicios y una de las primeras preocupaciones fue la muerte, su relación con la vida y la mujer como dadora de vida.
Al paso del tiempo se idealizó y se le plasmó como una figura sublime y luego se desacralizó. Aún así, asegura Minerva Solano Moreno, directora de Artes Visuales del Instituto Sinaloense de Cultura la maternidad sigue presente en el arte.
Primeras representaciones
Solano, madre de dos hijos, uno de 17 y otro de 10 años, dice que en los principios del arte, el hombre siente necesidad de plasmar su mundo interior, de comunicarlo con alguien y esto lo lleva a representar sus ideas, y entre las más antiguas, está la noción de la fertilidad.
"Él tiene conciencia de sí mismo, sabe que la vida termina y logra identificar o percibir en los ciclos de la naturaleza que vida y muerte están interrelacionados", afirma.
"Esta noción de lo femenino está presente en el arte desde sus inicios, y las primeras representaciones que hay sobre la figura de una mujer es la Venus del paleolítico, que se ha convenido y establecido que los volúmenes de su cuerpo, senos, cadera, hacen referencia a la maternidad".
En el México prehispánico la diosa principal de los mexicas es Coatlicue, madre de Huitzilopochtli, diosa de la tierra, que encarna poderío.
La idealización
Licenciada en comunicación gráfica, Técnico en Pintura y Maestra en Administración de Instituciones Educativas, Solano puntualiza que en el mundo del arte, la representación de la madre ha sido de las más importantes de todos los tiempos porque es la expresión del más puro amor".
Esta representación, añade, estuvo relacionada con la de la Virgen María, hay pinturas y esculturas como La piedad, de Miguel Ángel y La piedad del Greco.
"Dos expresiones de lo más sublime del amor desinteresado de María por Jesús", asegura.
"Por otro lado, todos los artistas hicieron retratos de sus madres".
A partir de la época contemporánea, sobre todo en la última parte del romanticismo, la noción de la mujer cambió, y de representarla con el amor maternal, sublime, esta representación se plasma como un peligro.
Esta noción, advierte, se fortaleció a partir de las teorías de Sigmund Freud, cuando afirma que la relación con la madre incide en la salud psíquica de las personas.
Enfoques
La también directora del Museo de Arte de Sinaloa, que fue docente de la Escuela de Artes Plásticas de la UAS, añade que la mujer comenzó a tomar conciencia de sí misma, de lo que sucede con su cuerpo, de los cambios que implica antes y después de la maternidad, lo que generó reflexiones en torno al cuerpo.
Las mujeres son pioneras en esta reflexión, asegura, y esto tiene que ver con la maternidad, con la facultad de crear otra vida y que su cuerpo es depositario de la misma.
"Para todo artista, la relación con su madre es importante y todos, desde el Renacimiento, como Picasso, Durero, Whistler, el hijo de Freud, hicieron interesantes retratos de su madre. Hay un imaginario complejo que los artistas han abordado".
A finales del Siglo 19, la mujer se vuelve terrenal, ya no se idealiza la maternidad, y actualmente el artista se preocupa más por un enfoque social en el arte.
Madre y profesionista
Para Minerva Solano la maternidad y el trabajo tienen una relación muy compleja, es un verdadero desafío, que implica una voluntad muy fuerte por lograr un equilibrio en ambas partes.
"Como el equilibrio áureo, que es asimétrico y que es cíclico", dice.
Al ser madre de dos hijos, hubo momentos en que su vida profesional le absorbía la mayor parte del tiempo y tuvo que decidir limitar el aspecto profesional para poderse concentrar en la vida de sus hijos.
"Ser madre es lo que te brinda una visión mucho más compleja de las prioridades en la vida, cuando uno tiene muchos planes, uno piensa en uno mismo y puede trabajar 14 y 16 horas sin parar, y el tipo de decisiones muy temerarias que puede uno tomar en ese momento, cambian cuando hay otra persona que depende 100 por ciento de ti", apunta.
"Entonces yo entendí que crear una obra de arte no podía ser más importante que la mayor obra de arte que son mis hijos, y encontré ese sentido en estos periodos en los que me concentré exclusivamente en ellos, porque estoy creando un proyecto para toda la vida".
La vida misma, asegura, es una obra de arte.
Hoy, su vida con sus hijos y su profesión en el Museo de Arte están en perfecta armonía, en una relación equilibrada.
Y aunque ha dejado de pintar, aunque no de dibujar, esa necesidad de crear, la ha llenado con la organización de exposiciones, como Perspectiva áurea, una de las que más satisfacciones le ha dejado.
"He cambiado pintar una obra, por armar una exposición, cuando pintamos no es el gusto de pintar sino de crear algo que va a incidir en las personas y al organizar exposiciones, estoy logrando lo mismo y con mayor impacto".
Obras emblemáticas
Algunas de las obras alusivas a la maternidad, que forman parte del acervo del Masin son:
"Las tres edades" y "La esperanza", de Gustav Klimt.
"La madre", de Whistler.
"Angelina y el niño", Diego Rivera.
"Mujer con niño", Francisco Moreno Capdevila.
"Embarazada", Álvaro Cuevas.
"De la Serie Mujeres", Francisco Zúñiga.
"Para todo artista, la relación con su madre es importante y todos, desde el Renacimiento, como Picasso, Durero, Whistler, el hijo de Freud, hicieron interesantes retratos de su madre. Hay un imaginario complejo que los artistas han abordado".
Minerva Solano, Directora del Museo de Arte de Sinaloa.