Alfredo Pallares
El inicio del año es un momento propicio para poner en marcha la realización de los propósitos que nos hicimos para 2008.
Cuando revisábamos, en el penúltimo mes del año 2007, los resultados de nuestro hacer, seguramente reconocimos muchos logros, pero muy probablemente también tuvimos que aceptar que había objetivos que no alcanzamos a cumplir, por lo que algunos de ellos habrán pasado a formar parte de la lista de trabajo para el 2008.
Una planeación ordenada, es clave. Cada uno necesitamos tener un proyecto de vida personal, sustentado en un sentido profundo de lo que es la vida y la oportunidad que significa darnos cuenta de nuestra propia existencia.
La estructura de un proyecto personal necesita tener un orden dentro de nuestra vida, para que podamos ver la importancia de cada uno de los propósitos que nos hemos prometido cumplir. Y esto no sólo es necesario para respetar la prioridad de cada uno y los tiempos en que debemos realizarlos, sino que también será una gran ayuda en los momentos de dificultad (interna o externa) que puedan causarnos desánimo, y cuando eso ocurra, el ver lo valioso que son para nuestra vida cada uno de los objetivos del proyecto personal, nos afirmarán en el compromiso de trabajar para lograrlos.
Y como cada una de las cosas que nos hayamos propuesto realizar va a requerir que las hagamos con oportunidad y muy bien -un día y otro día y los siguientes también-, levantarse a tiempo y hacer lo mejor posible todo lo que corresponde, independientemente del estado de ánimo y de las dificultades que puedan presentarse, etc. Nos vendrá muy bien tener presente aquella frase que Cervantes pone en boca de El Quijote:
hacer lo que se debe y estar no lo que se hace, y que completaba con el dicho de Sancho Panza:
despacito y buen letra, que más vale hacer las cosas bien que el hacerlo, pues si uno no tiene tiempo para hacer muchas cosas, es seguro que siempre tendrá tiempo para volver a hacer lo que salió mal, por eso, más vale hacerlo bien desde la primera vez.
Cumplir en tiempo los propósitos requiere disciplina -que es el campo en el que se prueba el ejercicio puntual de la fuerza de voluntad-. Terminar muy bien todo lo que se empieza, exige laboriosidad y constancia. Esforzarse por aplicar todos los días esta disciplina, es lo que hace la diferencia.

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