"Los débiles llega a Mazatlán"
MAZATLÁN._ Un hombre de la zona rural se enfrenta al ambiente de violencia de la región que rodea a Mazatlán. Un adolescente, por capricho, mata a sus perros, así inicia un viaje para vengar a sus animales en medio de un ambiente enrarecido por una violencia que no se ve pero que está presente permanentemente.
Uno de sus directores, Raúl Rico, estuvo en Mazatlán para presentar el rodaje en su tierra natal.
El viernes, en la Casa Haas ofreció una charla sobre las motivaciones que detonaron la filmación de Los débiles, lo acompañó en el foro el coordinador del cinematógrafo, Edén Martínez.
Habló sobre sus conceptos para crear una narrativa con imágenes, su gusto por leer a autores como el dramaturgo Eugene Ionesco, Cormac McCarthy, William Faulkner.
Después de ese encuentro el público se traslado al Cinematógrafo para ver la película.
Al finalizar, el director se enfrascó en una dinámica de preguntas y respuestas con los espectadores.
La película fue invitada a ser exhibida en el Festival de Berlín 2018, en el mes de julio se proyectó en la Cineteca Nacional de la Ciudad de México y estuvo programada en el Festival Internacional de cine de la UNAM (FICUNAM).
La película fue filmada en 27 días en locaciones de la zona rural que rodea a Mazatlán, pueblos cercanos a El Habal, Mármol, El Castillo, La Isla de la Piedra y esta codirigida por el venezolano Eduardo Giralt.

El director de Los débiles compartió que concibieron la película partiendo de planteamientos como el que hace Ionesco en su obra El rinoceronte; se inspiró en los ambientes que reproduce Cormac McCarthy en sus novelas que se ubican en los pueblos de la frontera sur de Estados Unidos.
La mayor parte de los actores que participan no son profesionales y supo aprovechar sus personalidades para enriquecer su propuesta visual y narrativa.
En la atmósfera sonora del filme se escucha la radio que completa la información sobre los personajes y los espacios, noticias de nota roja y partidos de beisbol es lo que eligieron para crear con elementos locales metáforas y acercamientos con la realidad.
“Me interesaba la posible transformación que puede tener una persona que se sale de la zona rural hacia lo urbano de una manera progresiva y cómo esta experiencia de convivir con otras personas puede contagiar al individuo. Hay una especie de progresión entre el rancho, la ciudad y al final una isla, queríamos mostrar cómo el contacto con personajes urbanos fueron contaminando al individuo”, relató.