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Columna

Los Jebuseos y Jerusalén

EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA
20/08/2024 13:52

    La vista se perdía en la vasta inmensidad cubierta del cristalino líquido, un desierto acuoso se extendía hacia ilimitados límites, la enorme arca flotaba a la deriva, sin una dirección definida portando una singular tripulación, vagaban en un indiferente rumbo con la misión de conservar el preciado tesoro de la vida en este mundo llamado tierra.

    Después de un tiempo, que parecía interminable, marcado con el simbólico número 40, el cielo cerró sus compuertas, dejando de derramar el vital líquido albergado en su interior, ahora convertido en elemento de exterminio purificador.

    En el horizonte un fragmento rocoso apareció, inequívoca señal del descenso de las aguas de aquel cataclismo, conocido en la posteridad como el diluvio universal, otros más empezaron a aparecer, la gigantesca mole de las montañas comenzó a mostrarse. Finalmente, en uno de esos emergidos rocosos fragmentos la singular nave encalló.

    Noé y su familia, con la fauna que los acompañaba, únicos sobrevivientes, enfrentan la soledad, con la tarea de volver a poblar el devastado mundo, convirtiéndose en nuevo padre de una renovada humanidad, reconstruida en la anterior que había sucumbido.

    Los hijos de Noé, Sem, Cam y Jafet pronto se dispersarán con sus descendientes para dar origen a nuevas generaciones ocupando los territorios de la despoblada tierra.

    El bíblico libro del Génesis menciona como descendientes de Cam a los amorreos, los gergeseos y lo jebuseos. De los jebuseos se menciona que ocuparon la tierra de Canaán en la parte montañosa, teniendo como capital sede a Salen, de ellos se dice que fue un pueblo numeroso que convivió con el poderoso imperio de los hititas.

    El origen de Salem se remonta a unos 3000 años antes de Cristo y según sus raíces etimológicas se le conocía eru-Salen, mencionada en las cartas de Amarna, escritas con caracteres cuneiformes, cuyo significado era; Eru con el significando ciudad y Salen cuyo significado en sumerio es de paz, justicia y armonía. Fonéticamente se pronunciaba Ierusalém; la ciudad de Salem.

    A la llegada del pueblo judío a la tierra de Canaán, después de su peregrinaje al salir de Egipto, al conquistar esta tierra, Josué derroto a los Jebuseos, aunque sin exterminarlos, conviviendo con ellos y aun continuando, ellos, con su capital Salem.

    Cuando el pueblo judío opto por la monarquía, el rey David, en una estrategia integradora de la nación en el 1004 a. C. conquisto Salen para convertirla en la capital del reino y en adelante ser conocida como Jerusalén, la ciudad de David.

    Hablar de Jerusalén, hasta nuestros días, nos lleva al profundo significado del pueblo elegido, la tierra donde Abraham emigro viviendo como extranjero, el lugar donde a su regreso de la esclavitud de Egipto y donde finalmente culmino la obra salvífica del Divino maestro. Jerusalén la ciudad terrena figura de Jerusalén la ciudad celestial.