Guianeya Román
Andando por la calle de Donceles en el centro del DF encontré en una de las varias librerías un breve texto de apenas 84 páginas con el título Chopin en México del doctor Jesús C. Romero, editado por la imprenta universitaria en 1950.
Como bien sabemos Frederick Chopin (1810-1849) nunca estuvo en México, el texto se refiere a la forma como la música del célebre polaco se introdujo en el gusto nacional, y fue escrito como parte de los festejos del Año Chopin, en el que se recordaba el centenario de su muerte.
Haciendo un viaje al ayer del Siglo 19 se especula que fue entre 1864 y 67 cuando se escuchó la obra de Chopin por primera vez en nuestro país, ya que en el muy efímero reinado de Maximiliano y Carlota los acompañaron músicos austro-polacos que probablemente hayan interpretado las dulcísimas melodías chopanianas en íntimas reuniones.
En las muy famosas tertulias de aquellos tiempos lo que imperaba era la literatura, y la música estaba a cargo de aficionados con limitada formación. Pero en 1866 la floreciente nación conformó su Conservatorio de la Sociedad Filarmónica, tres años después regresa el maestro Melesio Morales de una estancia en Italia y a él se le encomienda la dirección de la institución; la escuela se basará en la escuela italiana, y en la cátedra de piano estaría el maestro Carlos J. Meneses.
En 1884 llegó a México el pianista alemán Albert Friedenthal, quien dio algunos conciertos en los que incluyó repertorio chopaniano, pero a los escuchas les pasó completamente desapercibido; en la cátedra de "historia de la música" del flamante conservatorio no se incluía el "romanticismo", aunque tampoco estudiaban "contrapunto, ni fuga".
Fue el llamado "grupo de los seis" el introductor de Chopin en el gusto nacional; esto por medio del Instituto Musical Campa-Hernández Acevedo, en donde fueron catedráticos Gustavo E. Campa, Juan Hernández Acevedo, Ricardo Castro (1864-1907), Felipe Villanueva, e Ignacio Quesadas, más tarde se les unirían Pablo Castellanos León, Francisco Godínez, y Eduardo Gariel; este último jugaría un papel decisivo en la polémica que llevaría a Chopin al gusto popular.
Todo empezó porque al maestro Melesio Morales escribió un artículo para el diario El Tiempo, en el que decía que la música el venerado Chopin no tenía la "virtuosidad meritoria" para alcanzar la posteridad. Al quite entró Eduardo Gariel, encendiendo con ello una sonada polémica del mundo musical en donde se defendía ya la postura italiana, ya la afrancesada de Chopin. No tenemos que decir que Morales salió raspado y con abolladuras.
Llegamos a 1900 cuando se anuncia la visita del virtuoso Ignaz Paderewski "verdadero intérprete de Chopin". Aquello fue echarle leña al fuego, los alumnos de Meneses se sentaron en primera fila y no hicieron más que criticar el recital usando como plataforma el abismo de su ego mal cimentado y como estrado El Imparcial, periódico porfirista. La respuesta llegó de El País, convirtiéndose no nada más en un asunto estético, sino también político. El resultado de esta guerra de papel fue que nuestros pianistas cobraran conciencia de que debían mejorar por medio del estudio su técnica instrumental. Meneses aceptó que en Chopin se resume la técnica pianística del Siglo 19.
Mientras tanto, Ricardo Castro se había ido por tres años a Europa con una beca otorgada por Justo Sierra, perfeccionó sus estudios, dio conciertos, y conferencias y volvió en 1906. En enero de 1907 fue nombrado director del Conservatorio Nacional, su meta fue modernizarlo trayendo a los mejores artistas internacionales. No alcanzó a ver su sueño, murió en noviembre de ese año. Pero contrató al célebre Josef Hoffmann para dar tres conciertos en México, los que se convirtieron en siete; tuvo un éxito apoteósico, pocos parecían los elogios para ofrendarle, el público lo amo a él y a Chopin a través de él.
Hoffmann cambió la historia, unió a los opuestos, formó una devoción chopaniana y con ello cimentó las bases de una escuela pianística formal, profesional. El ilustre Hoffmann volvió en 1909, tuvo menos festejos, pero su obra estaba ya hecha, y el agradecimiento a él se vería en las generaciones futuras.
Malas noticias: mediante un comunicado de prensa Instrumenta Oaxaca anunció que la edición 2010 de Instrumenta Verano queda cancelada debido a que Conaculta suspende las aportaciones económicas a Asociaciones Civiles.
Comentarios: Orquestando_noroeste@yahoo.com.mx