Guianeya Román
Jacqueline du Pré
"Ella era de todo o nada, así como tocaba; era como si hiciera el amor en el escenario, ella estaba totalmente envuelta en su arte, así era su vida; nunca tuvo las restricciones que nos rigen a nosotros? ella vivió y tocó como quiso. En sus interpretaciones se saltaba los tempos, y así era como vivía también"
Hilary du Pré
La inglesa Jacqueline du Pré (1945-1987) ha sido una estrella del Siglo 20, dejó como legado 53 hermosos álbumes. Su figura espigada, el largo cabello rubio rojizo y sus hermosos ojos azules abrazando un stradivarius es una imagen familiar entre los melómanos.
Su madre, la pianista Iris, inculcó la música a sus tres hijos, Jacqueline inició sus estudios a los 5 años; su madre escribía sencillas piezas acompañadas de dibujos para sus niños. La natural gracia y habilidad fue pulida por maestros como William Pleeth, Paul Tortelier, Casals y Rostropovich. Este último, luego de darle lecciones, declaró en 1966 que du Pré era "la única cellista de la nueva generación que podía igualarlo y superarlo".
El nombre de la artista está ligado al Concierto para Cello y orquesta de Elgar (1857-1934) una interpretación "definitiva y legendaria". Llegó al estrellato en 1963 después de su participación en los famosos Henry Word Promenade Concerts que presenta la BBC, en donde tocó el Concierto de Elgar, bajo la dirección de Sir Malcom Sargent; fue la estrella favorita de las temporadas del Festival y participó continuamente hasta 1969.
En 1965 grabó el Concierto de Elgar para EMI con la Sinfónica de Londres bajo la dirección de Sir John Barbirolli, con esto logró reconocimiento internacional, el disco no ha dejado de editarse ni venderse hasta la fecha. En 1977 este álbum recibió el Brit Awards como el Mejor Álbum de música clásica de los últimos 25 años.
La vertiginosa, rápida y corta carrera de la artista inglesa la llevó a las primeras salas del mundo, fue recibida por las mejores orquestas incluyendo la Filarmónica de Berlín y Nueva York. Fue dirigida por brillantes músicos, entre ellos Zubin Mehta, Leonard Bernstein y Daniel Barenboim.
Jacqueline du Pré tuvo dos Stradivarius, el primero, regalo de su abuela, data de 1673 y lleva actualmente el nombre de Du Pré Stradivarius, pertenece a Nina Kotova; del segundo su historia se remonta a 1712, se le conoce como el Davidov y está en manos de Yo Yo Ma.
Se casó con el pianista y director Daniel Barenboim en 1967, la unión de las dos estrellas fue considerada por los críticos como el "enlace musical más importante desde Robert y Clara Schumann. En 1973, Jacqueline fue diagnosticada con esclerosis múltiple, lo que afectaba la sensibilidad de sus dedos, no podía sostener el arco y tenía que ver sus manos para saber que estaba pisando las cuerdas correctas, aun abrir el estuche para sacar su instrumento le era titánico. Subió al podio por última vez en febrero de 1973 con Leonard Bernstein al frente de la Filarmónica de Nueva York, ofreció el Doble concierto de Brahms con Pinchas Zukerman.
Para 1980, Baremboim había abandonado a su esposa enferma y vivía con la pianista rusa Elena Bashkirova, con quien tuvo dos hijos en los primeros cinco años de unión. Jacqueline du Pré murió el 19 de octubre de 1987.
Tras su fallecimiento, sus hermanos Hilary y Pier escribieron Un genio en la familia (Memoria íntima de Jacqueline du Pré), del libro se hizo la película Hilary y Jackie en 1998. El filme fue multipremiado, pero tanto éste como el libro suscitaron severas protestas de la comunidad artística por ser demasiado "honesto". En particular levantó escozor el affaire de Jacqueline con su cuñado, director de orquesta Kiffer Zinfi, bajo el consentimiento de su hermana.
El 21 de enero de 1999, en The Guardian, aparece un extenso artículo en el que Hilary explica su interés y el de su hermana de ser recordada como una artista humana lejos de las idealizaciones fantásticas.
"Tuve la más generosa, y cariñosa hermana que nadie haya tenido. Era absolutamente maravillosa, y las dos sabíamos que cada una haría cualquier cosa por la otra; fuera lo que fuera. Ese es el pacto que mantuvimos toda nuestra vida".
"Ella amaba tocar el cello, pero odiaba viajar, estar sola en los hoteles, conocer a las personas por apenas unos instantes... cuando (1971) regresó exhausta y destrozada de la gira por Estados Unidos, me pidió venir a mi casa. Estaba completamente deprimida, no podía sobrevivir sin su familia. Si no hubiera dejado a Jackie dormir con mi esposo, ella no hubiera sobrevivido, y yo tampoco de saber que no había hecho todo lo posible por ayudarla"
"Ella era de todo o nada, así como tocaba; era como si hiciera el amor en el escenario, ella estaba totalmente envuelta en su arte, así era su vida; nunca tuvo las restricciones que nos rigen a nosotros... ella vivió y tocó como quiso. En sus interpretaciones se saltaba los tempos, y así era como vivía también".