"Pacheco y los jóvenes"
GUADALAJARA._ A los jóvenes les inquieta a qué edad comenzó a escribir José Emilio Pacheco, qué es lo que pasa por su mente cada vez que escribe, qué poemas le gustan de su propia obra y qué fue lo que lo llevó a escribir Las batallas en el desierto.
En la charla Mil Jóvenes con Pacheco, el Premio Cervantes de Literatura escuchó a muchísimos más que se congregaron en el Auditorio Juan Rulfo, para aclamar, aplaudir, felicitar, preguntarle cosas, pedirle firmas y hasta tomarse fotos, en la Feria Internacional del Libro.
Acompañado por el narrador Xavier Velasco, Pacheco llegó a la sala que abrió sus puertas para que otros mil que estaban afuera, pudieran escucharlo, y manifestó su interés por escuchar de los propios jóvenes, por qué les interesa una novela escrita hace casi 30 años.
"¿Se escucha bien?", preguntó el también Premio Reina Sofía para romper el hielo y los chicos le aplaudían, "no sé como darles las gracias por todo esto, este momento es el mayor premio que puedo recibir en mi vida: que estén ustedes aquí conmigo, pero yo no quisiera hablar de mí, quisiera escuchar más de ustedes, es una oportunidad única de ver por qué ocurrió esto con este libro".
Cuando escribió Las batallas en el deserto, libro que está en las bibliotecas de aula de todo el país, no habían nacido muchos de los jóvenes ahí presentes.
"Cómo iba a imaginar lectores de 2009, el mérito está en el libro, si fuera del autor, yo tuviera 200 libros iguales y de éxito".
Un chico preguntó qué lo llevo a escribirlo y Pacheco dijo no saber de los motivos inconscientes, pero sí de cuándo se le ocurrió escribirlo.
"En el 78, cuando Vicente Rojo expuso sobre sus recuerdos infantiles, en Barcelona, y uno de los recuerdos está el amor. Armando Ponce, jefe de cultural de Proceso nos hizo una entrevista y en algún momento salió el tema del amor, y dije que me parecía que quien tenía razón Graham Greene, que dice que los verdaderos amores trágicos son los de los niños y los ancianos, porque no tienen ninguna esperanza y a partir de ahí se me ocurrió de golpe toda la historia".
Pacheco, quien este año cumple 70 de vida y en la FIL se prepararon una serie de actividades con él, a manera de homenaje, destacó que la novela no es su autobiografía.
"A mí me hubiera encantado tener una historia como la de Carlitos, incluso hay quienes me preguntan 'y qué fue de su hermano', yo no tengo ningún hermano", contó, provocando la risa de miles, "y lejos de molestarme, me encanta que la gente crea que es mi autobiografía, porque hay auntenticidad",
Con ese carácter amable y jovial que lo caracteriza, Pacheco confesó ser "muy torpe" para muchísimas cosas, pero escribir siempre pudo y en cualquier género, por lo que comenzó a escribir antes de saber a escribir, cuando sus abuelos le leían cuentos y él soñaba con seguir viviendo en los cuentos y novelas.
"Pero más en forma, escribía cómics, cuando tenía 10 años, en esa época decían esta generación es bárbara y salvaje porque solo lee cómics, yo leí cómics, iba al cine, programa triple, tres películas por tres pesos y nada de eso impidió que escribiera, ya como a los 14 años escribí cosas que mi madre guardó, pero no hay edad, hay quienes empiezan a los 45, o a los 15".
Emocionado en ese auditorio, donde no cabía un alma más, el escritor mexicano dijo más que sus poemas propios, le gustan los de otros poetas porque se identifica con ellos.
"Uno se identifica con un libro porque encuentra algo de su propia persona, o tan contrario a su propia persona que llama la atención por esa diferencia tan grande. Yo me pregunto que cómo es que se identifiquen con ese mundo (de Las batallas en el desierto), cuando es un libro impuesto en la escuela", dijo sorprendido.
"Yo abominé lo que me impusieron en la escuela, los sonetos de Quevedo, Las novelas ejemplares, hay que relacionar la lectura
con el placer y no con el deber".
SOBRE EL LIBRO 'Las batallas en el desierto', es una novela de José Emilio Pacheco, el cual relata una historia de amor imposible en donde el iluso protagonista se aferra a un sueño que en realidad no pudo ser.
