Señor:
Te agradezco cada día
que me diste en este año
y para el nuevo te pido
antes que la alegría
la paz en todo mi Estado
y una curiosidad infantil
que me lleve al gran asombro
para conocerte a diario
en las cosas pequeñitas
que colman de bendición
a mi alma muy chiquita.
Quiero ser como el agua
limpia, pura y cristalina
con esa voz de ternura
que despeñe en la montaña
la música más divina.
Quiero ser espejo
donde la luna se peine
y el río lave su pelo
muy temprano en la mañana.
Hazme nueva Señor
que sea otra en la palabra.
¡FELIZ AÑO NUEVO!