"Por los pasos de Quiroga"
MORELIA, Michoacán (UNIV)._ Morelia es el arranque de la ruta que va tras los pasos de Don Vasco de Quiroga. Tata Vasco fue el Obispo franciscano que retó el pensar de los evangelizadores españoles del Siglo 16. Su ideal a seguir fue, ni más ni menos, la Utopía de Tomás Moro.
Su ambición no se conformó con cambiar la "religión" de los indios purépechas, también organizó a otros siete pueblos de Michoacán, y dividió las actividades para propiciar el intercambio comercial entre ellos.
Morelia ya no sólo es un atractivo histórico, es una reinvención que destaca su arquitectura virreinal, y también su carácter romántico y bohemio.
En poblaciones rodeadas de bosques conviven artesanos, músicos y danzantes, acompañados de la exquisito sazón de su cocina. Para conocerlos primero hay que recorrer el centro histórico de Morelia, catalogado como el segundo más importante del país, con 3.43 kilómetros de extensión, 219 manzanas, 15 plazas y mil 113 monumentos.
Caminar en éste por la tarde noche, da referencia a otra ciudad que se antoja por momentos mágica, en la que imperan las leyendas y los fantasmas que habitan en quioscos, parques, templos, edificios, viejas casonas y calles empedradas.
La arquitectura de la ciudad de cantera rosa resalta con la iluminación escénica en todos los rincones, principalmente los sábados en la noche, cuando inicia el espectáculo Luces de la Catedral, un edificio sacro de estilo barroco que se empezó a construir el 6 de agosto de 1660 y se concluyó en 1744. Se afirma que las torres, que alcanzan una altura de 64 metros, son las más altas del Continente Americano dentro de su estilo y las cuartas más altas de Latinoamérica.
En otro tiempo los indígenas llamaban a Morelia, Guayangareo; al arribo de los españoles le llamaron Mechuacan, y luego, en 1545, Valladolid. Su nombre actual se debe a que el Congreso del estado, en septiembre de 1828, lo modificó para honrar a José María Morelos y Pavón, el llamado Siervo de la Nación.
Fundada el 18 de mayo de 1541 por mandato de Antonio de Mendoza, el primer Virrey de la Nueva España, la traza urbana que se estableció es semejante a un tablero de ajedrez cuadrangular y de estilo renacentista; las calles fueron trazadas a cordel, no se interrumpen, y el remate visual se realiza siempre con edificios de carácter religioso.
Lo anterior fue uno de los criterios en los que se basó la UNESCO para declarar el centro histórico de Morelia, Patrimonio Cultural de la Humanidad, el 13 de diciembre de 1991.
A 5 horas de la Ciudad de México, la tranquilidad de esta población brinda muchos sitios que recorrer, como los palacios de Gobierno, el municipal y el palacio Clavijero; la Plaza de Armas y el Colegio de San Nicolás Hidalgo.
Este antiguo colegio del Siglo 16 estaba dedicado a San Nicolás Obispo, patrono de huérfanos y desamparados. Con el devenir de la historia su nombre se transformó a Hidalgo, por ser casa de estudios del más ilustre rector del colegio: Miguel Hidalgo y Costilla. Actualmente es la Escuela Preparatoria No. 1 de la Universidad de Michoacán.
Si busca algo que regalar cuando regrese a casa, el Museo del Dulce lo invita a conocer y obsequiar más de 300 variedades de dulces típicos de la región. En su cafetería puede degustar el tradicional chocolate casero o las nieves de pasta de Pátzcuaro, llamadas La Pocanda; o tomarse una foto con vestuarios de 1900 en el Salón de la Moda Porfiriana.
Un sitio ideal para ir a comer o cenar es el Restaurante San Miguelito, donde previo a los alimentos, podrá admirar una singular colección de más de 660 san antonios elaborados por diferentes artesanos ubicados en un espacio que le llaman El Rincón de las Solteronas. La imagen más grande mide 2.30 metros y la más pequeña un centímetro.
Las mujeres que están deseosas de casarse le hablan al santo pidiéndole el milagro; extraen de dos peceras trece monedas de la misma denominación; las colocan alrededor de la imagen más grande y le prenden una veladora. Muchas de ellas, cuenta Cynthia, la propietaria del restaurante, regresan para agradecer su ayuda.
Su cocina se define como mexicana de autor: maíz, chile, tomate y cilantro se combinan con esa herencia española que sabe a queso, aceite de oliva, chorizo y vinagre. Como parte del menú se incluye la ensalada del mesón, que lleva un aderezo de queso cotija, uva, varios tipos de lechuga y ate; la cecina seca de rancho; el Balde de Huitlacoche, una combinación de huitlacoche, calabaza asada, queso panela fresco con un espejo de grano de elote tierno, y el salmón al pastor. Otra opción es la Pechuga Se pinta Sola, bañada con una salsa de tres chiles y salpicada con granitos de elote tierno, rajas de chile poblano y queso fresco. De postre pruebe el helado de aguacate-maracuyá.
Y ahora a Pátzcuaro
Por su labor humanista, Vasco de Quiroga, nombrado por el Emperador Carlos V (Carlos I de España), Obispo de la Diócesis de Michoacán, se ganó el afecto de los indígenas luego de contener los excesos de los conquistadores españoles en su contra, por construir escuelas, hospitales y organizar, con base en una división de oficios -hoy especialidad artesanal-, a las comunidades que bordean el lago de Pátzcuaro sobresaliendo Santa Clara del Cobre.
El centro histórico de Pátzcuaro se recorre a pie en una tarde. Las vistas que ofrece son para muchos pintorescas: casonas con muros de adobe pintados de color blanco y ocre con techos de teja, acompañados de invaluables joyas de la época colonial: escenario para muchas fotografías como la Iglesia El Sagrario que data de 1693. Su atrio está rodeado por un muro con arquería menor.
Aquí todo sucede, señalan los lugareños: se hacen amistades, se enamoran los jóvenes y conviven familias. Observar por la mañana a los pescadores cómo echan sus redes de mariposa al lago, da referencia a otro tiempo, a una visión que el cine mexicano creó en la primera mitad del Siglo 20.
En este escenario, la basílica es el templo más importante. Su fachada es sencilla. En su interior se encuentra la figura de la Virgen de la Salud, patrona de la región, y reposan los restos de Vasco de Quiroga.
Un sitio obligado a visitar es la Casa de los Once Patios, antiguo convento de las monjas dominicas de Santa Catarina de Siena.
Los artesanos trabajan el maque, técnica prehispánica que consiste en aplicar sobre piezas de madera, previamente trabajadas, aceite y pigmentos extraídos de elementos minerales, vegetales y minerales para decorar jícaras, cajas y máscaras, entre otros objetos; la pasta de caña, para crear principalmente esculturas de carácter religioso, y la laca perfilada, que consiste en aplicar láminas de oro sobre una pasta.
Ingenio y creatividad
A 20 minutos de Pátzcuaro, los artesanos de Santa Clara del Cobre se dejan llevar por el golpe de su creatividad. El nombre de esta población se debe a que las monjas clarisas tenían aquí su convento y los derechos para explotar este mineral para subsistir.
Vasco de Quiroga se percató a su arribo de la facilidad que tenían los indígenas de esta comunidad para crear utensilios y piezas decorativas en cobre, utilizando piedras. Así que introdujo técnicas como el uso de herramientas de hierro y del fuelle para avivar el fuego y fundirlo; lo anterior para producir piezas más complejas, explicó el maestro Zarco, artesano del taller el Casa Felicitas.
Crear un jarrón con una altura de 50 centímetros tarda 15 días en promedio, dice. En los talleres los visitantes pueden observar cómo funden el cobre. Después lo sacan del fogón, en una pieza llamada tejo. Este material al rojo vivo, que pesa mínimo 35 kilos, lo extienden y le dan forma a base de marreo entre cinco y 12 personas; después lo cortan con cincel y martillo, y por último, un artesano termina la pieza para darle color, decorarla y sacarle brillo.
El color de la pieza, concluye el maestro, depende de la temperatura a la que se calienta y enfría en agua. En este proceso un artesano nunca deja de aprender debido a que se siguen descubriendo nuevos colores.
Para saber más de la historia de esta artesanía y de sus técnica, visite el Museo Nacional del Cobre.
Se sugiere visitar Quiroga, su principal atractivo son sus iglesias y bulliciosos mercados para comer carnitas; o bien, visitar Zirahuén, aquí además de comer puede dar un paseo por la laguna.
Guía Del Viajero
* Dónde dormir: Hotel Misión Catedral Morelia. Habitación doble desde 750 pesos por persona. Avenida Ignacio Zaragoza No. 37, Centro.
Hotel Boutique Misión Pátzcuaro. Habitación doble desde 660 pesos por persona. Lázaro Cárdenas 321.
* Dónde comer: En Morelia: Restaurante San Miguelito. Gasto promedio por persona de 350 pesos. www.sanmiguelito.com.mx
En Pátzcuaro: Posada La Basílica Arciga. www.posadalabasilica.com
* Dónde comprar artesanías: Casa Felícitas. En Santa Clara del Cobre. Pino Suárez 88.
* Festivales: Festival Internacional de Cine de Morelia. Del 16 al 24 de octubre de 2010. www.moreliafilmfest.com
XXII Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez. Del 11 al 27 de noviembre de 2010. www.festivalmorelia.com.mx
* Más información del destino: www.turismomichoacan.gob.mx
* Quién te lleva: Contacto de Guía & Tour: Déborah López García. Teléfono: 01 (443) 314 6026.