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"Primeras palabras del Papa"

"Una primera enseñanza"
14/11/2015 07:19

    Pbro. José Martínez Colín

    1) Para saber

    Con gran alegría y entusiasmo hemos recibido la noticia de la elección del nuevo Papa Francisco I. Con ello recordamos las palabras de nuestro Señor: "No os dejaré huérfanos (...). Yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito para que esté con vosotros siempre" (Jn 14, 18 y 16).
    Con las primeras palabras que pronunció el Papa desde el balcón de la Basílica de San Pedro, llenas de sencillez y humildad, sin pretenderlo, nos ha dejado una gran enseñanza: la importancia y necesidad que tenemos de la oración. Nos está mostrando que hemos de tener una gran fe en que es Dios mismo quien guía la Iglesia.
    Veamos: En un gesto de humildad y unidad, lo primero que pidió fue una oración por el Obispo emérito de Roma, Benedicto XVI. Pidió que lo acompañaran a rezar un Padrenuestro y un Avemaría para que la Virgen lo cuide. Rezó junto a miles que estaban en la Plaza de San Pedro, y con muchísimos más que seguían la transmisión a través de los medios de comunicación. Fue una muestra de agradecimiento y respeto por todo lo que hizo Benedicto XVI, así como un signo de unidad y continuidad.
    Después, en un segundo momento, pidió un favor: que todos rezaran al Señor para que lo bendijera, y acto seguido se inclinó para recibirla en un acto de humildad y fe.
    Luego, en un tercer momento, rezó por todos los fieles, otorgando las indulgencias que conlleva su bendición.
    Por último quiso anunciarnos su intención de ir al día siguiente a encomendarse a la santísima Virgen María, como efectivamente lo hizo, llevándole un ramo de flores y poniendo su pontificado bajo su protección.

    2) Para pensar

    Fue notorio el gran entusiasmo y emoción que suscitó la elección del nuevo Pontífice, pero el amor al Papa no se limita a la novedad o el momento, sino que es más profundo y fuerte.
    La Iglesia se llena de un gozo inmenso porque sabe que Cristo puso a Pedro, el Apóstol, como pastor para que guíe a su Iglesia. Como señala el Concilio Vaticano II, Jesucristo "puso al frente de los demás Apóstoles al bienaventurado Pedro e instituyó en la persona del mismo el principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de fe y de comunión". Por eso decimos que donde está Pedro se encuentra la Iglesia de Cristo.
    Por ello, no importa ni la nacionalidad, ni la edad, o cualquier otra característica de la persona del Papa, de todas maneras se le ama, obedece y respeta. Al amor humano que se le tiene, se le añade un amor sobrenatural basado en profundas razones espirituales.

    3) Para vivir

    Esa confianza en la oración la mostró el Papa al decirnos que caminamos todos juntos el camino de la Iglesia en la caridad. Pues un modo de vivir ese amor es ayudarnos con la oración. El Papa invitó a rezar unos por otros, por todo el mundo, para que haya una gran fraternidad y sea un gozo ver los frutos de la evangelización.
    El Papa nos transmite esa confianza en Dios, como lo hace un padre con sus hijos, y, sin decirlo, parece recordarnos lo que su dos antecesores nos decían a menudo al recordarnos las palabras de Jesús: "No tengáis miedo!"
    Recemos, pues, a diario por el Romano Pontífice y encomendémoslo, como él lo hizo, en manos de la Virgen.


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