Originario de Nápoles, en donde se encuentran sus restos, aunque también Benavente reclama ser el lugar donde el santo había nacido, san Jenaro, quien fue obispo de este último lugar cuando sufrió, el martirio en la persecución de Diocleciano, en los primeros años del Siglo IV
Según la reseña histórica del martirio de este santo, se menciona que molesto el gobernador de Pozzuoli fueron arrestados, dos diáconos y dos laicos, ante la acusación de manifestar públicamente su fe cristiana.
El obispo Jenaro decidió ir a visitarlos en la prisión, tratando de hacerlo de una manera velada, sin embargo, fue descubierta su presencia, razón por la cual también fue arrestado.
Los prisioneros fueron trasladados a Pozzuoli, forzándolos a recorrer el camino delante de Gobernador, obligándolos a cargar con objetos de suplicio en todo el camino, lo cual ellos soportaron de una manera ejemplar, dando un testimonio de la convicción de su fe,
Después de un juicio, encabezado por el mismo gobernador, la sentencia fue la de ser llevados al anfiteatro para enfrentar a las fieras, las cuales previamente, como era costumbre en estos casos, no habían recibido alimento, por lo cual estaban hambrientas, sin embargo, para sorpresa de todos, estos animales mostraron una actitud de mansedumbre, manteniéndose a distancia de sus víctimas.
El hecho tuvo un efecto contrario en el ánimo de los espectadores, pues, aunque, a todas luces, era un hecho extraordinario, sin embargo, en el ambiente de violencia imperante en esa época, buscaron otra explicación, inclinándose a atribuir el hecho a la magia, presuntamente practicada por los sentenciados.
Finalmente, el pueblo enardecido por sus ansias de sangre, pidió la muerte por decapitación para los mártires, la cual se llevó a cabo en las cercanías de Pozzuoli, donde también fueron sepultados.
En el siglo V los restos de los mártires fueron trasladados a Nápoles, donde descansaron por un tiempo, hasta que por motivo de la guerra con los normandos fueron llevados a Benevento. Finalmente, en 1497, fueron regresados a Nápoles, donde están actualmente.
En torno a San Jenaro, es muy conocido el hecho de que su sangre, guardada en una cápsula, la cual es expuesta los 19 de septiembre de cada año, día en que celebra su festividad, el obispo expone la cápsula con su contenido, la cual empieza a licuarse, cambiando su color oscuro por el rojo y en ocasiones el contenido aumenta su volumen.
Este hecho forma parte de una tradición la cual afirma que cuando la sangre no se licua algún acontecimiento trágico ocurrirá en un lugar del mundo. Cabe señalar que los tres grandes sismos ocurridos en nuestra patria, incluyendo el pasado que acaba de ocurrir, han ocurrido el 19 de septiembre, tal vez pueda considerarse una coincidencia para algunos, pero el hecho ahí queda.
Reconocido como santo mártir en la iglesia católica y por la iglesia ortodoxa, los restos de san Jenaro son venerados en la ciudad de Nápoles.