"Se apaga farol del zapoteco"
MÉXICO (NTX/UNIV)._ El farol que iluminaba las letras zapotecas, el polígrafo Andrés Henestrosa, se apagó el jueves, a los 101 años, debido a las complicaciones de la neumonía que padecía, una pérdida que duele al país.
El prolífico escritor, que murió en su casa de la Ciudad de México, ubicada en la colonia Las Águilas, recibió ayer un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes.
De acuerdo con el último deseo del escritor, su entierro será el hoy en el Panteón Francés de La Piedad, en esta ciudad, junto a su esposa Alfa Ríos Pineda, muerta en 1995, y conforme a los rituales tradicionales de Oaxaca.
Su cuerpo fue velado en una conocida funeraria de la calle de Félix Cuevas, además que se le ofreció durante ayer por la tarde un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, hasta donde llegaron el Presidente Felipe Calderón y su esposa, el titular de Conaculta, Sergio Vela.
Acudieron, además, representantes de la cultura mexicana, como el poeta Alí Chumacero, la cantante Susana Harp, su editor Miguel Ángel Porrúa y la directora del INBAL, María Teresa Franco.
Cualidades del escritor
El escritor Ricardo Garibay (1923-1999) describió en alguna ocasión al oaxaqueño como de aguda risa entrecortada y voz arenosa, de tribuna balbuciente y crónicas de sobremesa admirables, de vanidad ingenua y desamparo recóndito.
Se trataba de un hombre, comentó, de labios infantiles y ojos sonrientes, de cólera fácil... vive entre violentas flaquezas y virtudes, dispuesto a todo horror y enamorado del Sermón de la montaña.
Todavía a finales de diciembre, la UAM le otorgó el grado de Doctor Honoris Causa, reconocimiento que debió recibir su hija Cibeles, por la situación de salud por la que entonces atravesaba su padre.
Henestrosa será recordado no sólo por sus infinidad de textos y colaboraciones en diarios y revistas sino por su gran contribución al realizar la fonetización del idioma zapoteco y su transcripción al alfabeto latino.
Sus orígenes
El poeta, narrador, ensayista, orador, escritor, político e historiador oaxaqueño nació el 30 de noviembre de 1906 e inició su educación básica en Juchitán, Oaxaca, aunque hasta que tenía 15 años sólo hablaba su lengua madre, el zapoteco.
De acuerdo con sus biógrafos, a esa edad se trasladó a la Ciudad de México, donde durante un año estudió en la Escuela Normal de Maestros, lo cual le permitió llegar a dominar el español. Estudió en la Escuela Nacional Preparatoria y luego Derecho, aunque no se graduó.
Al mismo tiempo estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y fue en 1927, a sugerencia de su maestro Alfonso Caso, cuando inició su fructífera obra escrita.
Caso le propuso que escribiera los mitos, leyendas y fábulas que Henestrosa refería oralmente, idea que fue la base de su libro Los hombres que dispersó la danza, publicado dos años después y que es quizá su obra más conocida.
Ejerció el periodismo desde hace medio siglo, colaborando en los diarios más importantes del país.
Ha escrito en publicaciones como Hoy, Revista de la Universidad, Época, Revista de la Cámara de Comercio, Revista de América, Aspectos, Casa del Tiempo, de la Universidad Autónoma Metropolitana, y en Notimex.
Durante 40 años fue maestro de Lengua y Literatura en la UNAM y en la Escuela Normal de la SEP.
Su obra
Dentro de su extensa obra siguió una línea paralela a la de sus libros, al exaltar a su pueblo y su pasado indígena.
Fue seguidor de José Vasconcelos en su campaña presidencial de 1929, y seis años después fue becado por la Fundación Guggenheim para realizar estudios sobre la cultura zapoteca.
Como resultado realizó la fonetización del idioma zapoteco, la creación de su alfabeto y un Diccionario Zapoteco-Español. Fue en ese viaje, en Nueva Orleans, cuando escribió otra de sus obras más famosas, Retrato de mi madre.
Una biblioteca de la capital oaxaqueña lleva su nombre, en la cual se encuentran más de 40 mil volúmenes que Henestrosa adquirió a lo largo de su vida.
Se escondía de la muerte
Cuando un amigo moría, Andrés Henestrosa se encerraba en una habitación para que la muerte no lo encontrase, afirmó Cibeles, la hija del escritor.
Fieles a las costumbres oaxaqueñas que les inculcó su padre, conciben la muerte como un tránsito, razón por la cual los restos del autor de Los hombres que disperso la danza irán acompañados de unas monedas y sus objetos más queridos.
"Él siempre pidió ser inhumado y no cremado y reposar en el mismo panteón donde está mi madre", dijo.
Sobre los pendientes de Henestrosa, su hija recordó que dejó la paginita que siempre quiso escribir, la paginita que le sobreviviera, la paginita que pasados 100 años alguien pudiera recordar y decir, existió un poeta que se llamó Andrés Henestrosa y aquí está la página que le sobrevive.
PREMIOS
Entre los premios a los que se hizo merecedor en vida destacan:
- Medalla Ignacio Manuel Altamirano, de la (SEP) (1992).
- Medalla René Cassin, de la Tribuna Israelita (1992).
- Medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado mexicano.
- Medalla de Oro del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (2002).
OBRAS
En su vasta obra destacan relatos como:
- 'Los hombres que dispersó la danza'.
- 'Caminos del corazón'.
- 'Retrato de mi madre'.
- 'Los cuatro abuelos (Carta a Griselda Álvarez).
- 'Sobre mí (Carta a Alejandro Finisterre)'.
- 'Una confidencia a media voz (Carta a Estela Shapiro)'.
- 'Carta a Cibeles'.
HONOR
-En su honor se instauraron las medallas Andrés Henestrosa, de Escritores Oaxaqueños A.C. y de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte Andrés Henestrosa.
"Se pierde no sólo un gran escritor, sino un gran espíritu, él era por encima de su pluma un hombre capaz de decir siempre: Aquí estoy".
Alí Chumacero
Escritor
"Fue un hombre de letras que mediante sus poemas, narraciones y ensayos, fomentó el valor y aprecio de la cultura indígena".
Felipe Calderón
Presidente de México
HOMENAJE En el Palacio de Bellas Artes, el Presidente Felipe Calderón montó la primera guardia de honor ante el féretro de Andrés Henestrosa, en compañía de su esposa Margarita Zavala; de la hija del escritor, Cibeles; el presidente del Conaculta, Sergio Vela, y la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota