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Columna

Sí, es posible

    Sí, es posible regresar después de haber nadado río abajo, sí es posible ir contra la corriente del agua, cuando la luna está tan radiante que no deja ni dormir a los tzentzontles y cuando el aroma del cielo baja acompañado de la neblina y humedece a la hojarasca reseca de las caricias que se habían vuelto vacío.

    Sí, es posible regresar al amor a pesar de la nieve que se le pegó a la piel de nuestros cuerpos.

    Sí, es posible besar los labios del mundo con nuestros propios labios, soñar con un nido en las nubes y volvernos pájaros que lleven en su pecho los amaneceres.

    Sí, es posible.

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