"Sobre el traslado de la biblioteca Gilberto Owen"
En el manifiesto que la UNESCO hace sobre las bibliotecas se lee: «Los servicios deberán ser accesibles a todos los miembros de la comunidad, lo que supone edificios bien situados, buenas salas de lectura y estudio, tecnologías adecuadas y un horario suficiente y apropiado. Supone asimismo servicios de extensión para quienes no pueden acudir a la biblioteca».
Hace alguno años la administración en turno tomó la mala decisión de cerrar la biblioteca Gilberto Owen argumentando que se le cambiaria a un lugar más adecuado; el proyecto consistía en reconstruirla y hacerla una de los centros bibliotecarios más importantes del noroeste de México. Pero esto, como muchos lectores de Culiacán lo saben, nunca sucedió: la biblioteca se quedó sin sede y encartonada. Algunos miembros de la comunidad cultural de la ciudad se manifestaron en contra de tal situación, mientras los estudiantes (parroquianos más asiduos de dicho lugar) preguntaban cuándo la Owen abriría de nuevo sus servicios, lo cual aquella administración no pudo responder.
El pasado 2 de septiembre leí en las páginas de El Debate las declaraciones de la actual directora general del ISIC, en donde nos avisa que la Gilberto Owen se mudará al Parque 87; para ese proyecto estiman invertir 100 millones de pesos, y uno de sus más grandes fines es el desarrollo de las zonas marginadas de nuestra ciudad. También nos dice que será un "ambicioso proyecto de vanguardia", para el cual se necesitará un terreno de dos hectáreas.
Anticipándose a las opiniones que habría de recibir, María Luisa Miranda Monrreal dijo, al cuestionársele sobre la ubicación del proyecto proyectado en una zona alejada del centro urbano que los ciudadanos nos acostumbraríamos y que eso de quejarse sobre la distancia y la accesibilidad al sitio sería algo pasajero.
Lo cierto es que ante la idea de alejar la biblioteca pública de mayor relevancia en la historia de Culiacán, muchas personas que ahí consultamos y estudiamos diferentes libros, enciclopedias y demás acervos no nos acostumbramos. La UNESCO es clara en su manifiesto cuando nos dice que los edificios deben estar bien situados, es decir, que los edificios deben encontrarse en lugares a los que la mayoría de la población pueda tener acceso. El Parque 87 es una zona distante de los puntos de mayor confluencia ciudadana; entonces, el sentido común nos dicta que su ubicación no es la mejor para que la mayoría de los usuarios pueda tener acceso a los materiales bibliográficos (nótese que en este texto intento construir una crítica soportada por argumentos, tratando de evitar el ejercicio de la quejumbre).
Ahora: contribuir en el desarrollo cultural de una zona marginada es algo loable y aplaudible, y hacer una biblioteca de dos hectáreas en el Parque 87 también lo es. Pero, ¿qué tiene que ver la Owen con ello? Es decir: ¿por qué el centro de la ciudad tiene que quedarse sin una biblioteca grande y funcional?, ¿cuál es el afán de no estudiar otras posibilidades? Se los aseguro: si existiera una voluntad y una objetividad sobre el asunto, se pudieran estudiar y contemplar otros espacios cercanos al centro. Es importante decir que esto de querer que exista una biblioteca pública cerca de las rutas de camiones y, a su vez, cercana a un gran número de escuelas, no es una veleidad: obedece sólo a un pensamiento lógico; además, debe ser un recinto con amplia capacidad, con un abundante catálogo bibliográfico, con acceso a las nuevas tecnologías de la información y contar con un personal en constante capacitación. ¿Serán indispensables dos hectáreas?
Señoras y señores del ISIC: no hagan un hoyo para tapar otro, en ustedes descansa la responsabilidad de construir las estructuras culturales para la entidad; ustedes son las autoridades del estado, pero no por ello los únicos que deban opinar y proponer en asuntos de cultura y educación (quizá los maestros, bibliotecarios, estudiantes y la comunidad cultural tengan algo productivo qué decir). Una biblioteca central, como Miranda Monrreal la denominó, debe de adaptarse a los sitios donde están el mayor número de lectores potenciales; no son esos lectores quienes deben adecuarse a las muy mencionadas y distantes dos hectáreas de conocimientos. Les repito: desarrollar socialmente el Parque 87 a través de una biblioteca es un proyecto muy bueno; no obstante, dejar a la zona neurálgica de Culiacán sin una biblioteca es un despropósito y un desacierto. Lo uno no está peleado con lo otro. A su vez, la UNESCO nos dice que una biblioteca, para su buen funcionamiento, debe contar con «buenas salas de lectura y estudio, tecnologías adecuadas y un horario suficiente y apropiado». Quizá para un "ambicioso proyecto de vanguardia" (lo que eso signifique) sí sean imprescindibles 20,000 metros cuadros, pero un centro bibliotecario decoroso puede funcionar en un terreno menor a dos campos de futbol soccer.
No les escribo desde mi condición de poeta, ensayista o reseñista literario, ni tampoco como extrabajador del ISIC; les escribo desde mi mejor condición, es decir, como lector que guarda en su memoria los libros y autores que la Gilberto Owen le permitió conocer, así como los trabajos académicos que hice sobre sus mesas y también otros proyectos como una investigación sobre la poesía sinaloense en el siglo XX, la cual se nutrió sustancialmente del acervo de la Colección Sinaloa y que, se supone, pronto será publicada por el ISIC. Les escribo, pues, como el adolescente que leyó por primera vez a Octavio Paz, a Salvador Díaz Mirón, a Carlos Fuentes y a tantos más en la Owen. No es un asunto personal: es un asunto de salud pública, de conservar la presencia del conocimiento en las zonas centrales de nuestros núcleos urbanos, dado que una biblioteca situada en el centro también impacta poderosísimamente el desarrollo intelectual, social y emocional de los ciudadanos. Debemos defender que estos espacios guarden un protagonismo en el trazo neurálgico de nuestra ciudad, que sean una posibilidad latente para la autoconstrucción del mayor número posible de individuos. Espero que esta reflexión los invite a recapacitar.