Benigno Aispuro
Yo sé que a muchos cultos polacos que me conocen no les gustará mucho un tema que yo siempre he visto con curiosidad y que ha formado parte de toda mi vida. Y es mayor la curiosidad conforme pasan los años, y se refiere al tema de la música popular y, por lo mismo al soundtrack de mi vida y de las vidas de muchas personas que aprecio o amo.
Tal vez pierda algunas amistades, porque en esto de los gustos no sólo se rompen géneros, y algunos creen que hasta en la música popular hay niveles.
Cuando niño oía mucho a Las Jilguerillas. Y las sigo escuchando, lo quiera o no. Lo curioso es que, pese a su constante presencia, nunca supe nada de este dueto de cantantes populares que, pese al paso del tiempo, todavía se hacen escuchar en algunos de los muchos discos que dejaron grabados, y que han sobrevivido a muchos de sus contemporáneos.
El otro día, mientras un vecino me restregaba al oído uno de esos discos, me pregunté quiénes son ellas, de dónde salieron. A lo largo de mi vida nunca leí nada publicado sobre ellas, ni sus nombres, ni sus trayectorias ni su procedencia. Y nunca las vi en Siempre en domingo.
Sólo escuchaba ese par de voces de mujer, agudas hasta el hartazgo, que a veces se acompañaban con tambora, ora con mariachi, ora con cuerdas y otras con conjunto norteño, y hasta con mezclas de instrumentaciones. Muchas de las canciones que cantaban, siguen vigentes entre los cantantes modernos, pero las nuevas generaciones creen que son nuevas.
El material que pude encontrar sobre ellas en la red es poco, aunque la música es bastante. Lo integraban las hermanas Amparo e Imelda Higuera Juárez (esta última falleció en 2004), originarias del poblado Cañada de Ramírez, en Michoacán. Fueron descubiertas y apoyadas por uno de los dúos rancheros que más me han fascinado, que es el Dueto América (integrado por los hermanos Carolina y David González). En julio de 1955 grabaron su primer sencillo, Chaparrita consentida, que fue un éxito, hace 60 años.
Otra biografía indica que grabaron "miles de canciones", y mientras pudieron, siguieron grabando, con mayor o menor suerte, aun a edad avanzada. Al modo de los cantantes populares de antaño, recorrían el país en caravanas artísticas con otros artistas. Me sonaban detestables cuando participaron de aquella moda de las canciones de retache o contestadas, que grababan un dueto femenil con otro varonil, como Los Alegres de Terán.
Dúos de esos tiempos, de los 50 a los 70, eran el Dueto América, Las Palomas, el Dueto Río Bravo, Las Hermanas Huerta, Las Hermanas Padilla, Los Dos Oros y otros que seguimos escuchando quienes tenemos un pasado que rememorar y, en mi caso, a un hermano mayor ya fallecido, a quien le aprendí los gustos, pues era quien surtía de música a mi casa paterna.
Y de esa larga época había otro dueto llamado Las Vecinas, originario de La Laguna, Coahuila, e integrado por Mary Valdez (cantautora, fallecida en 2003) y Leonor Campos, y posteriormente con Lucha Calderón. Famosa canción suya, que aún se escucha, es Las cuatro velas, pero grabó o le grabaron más de 300 temas, todos de su autoría.
Otro dueto más que sigo escuchando con fervor, es el Dueto Amanecer formado -y esto sí que fue para mí una sorpresa, porque es uno de los autores más importantes que tenemos- por Antonio Valdez Herrera y Carolina Arias Navarro. Valdez Herrera era originario de Cócorit, Sonora, y Carolina era de Pénjamo.
De sus composiciones, mi favorita es Por si Voy a Morir (Ya me voy), que me recuerda la feroz muerte de mi hermano el mayor (de esclerosis lateral múltiple, como el camarada Martín Amaral, por cierto). Incluso conservo como un relicario el casete del Dueto Amanecer que mi hermano compró por enésima vez, unos años antes de fallecer. A los conocedores de la música ranchera y de la obra de Valdez Herrera, no tengo nada que contarles, pero fue el autor de temas como Renunciación, Con mis propias manos, Tu camino y el mío y Esta tristeza mía, que en la voz de Chavela Vargas fascina a cualquier intelectual de medio pelo.
Y bueno, tal vez mi tema de hoy no sea agradable a muchos, siendo mi tema el de las óperas, los grandes clásicos, la literatura, la historia o el teatro. Aunque sé que la cultura popular de hoy terminará siendo tema para las élites culturales del mañana, como bien nos lo demostró Carlos Monsiváis (aunque no es lo mismo que lo diga Monsiváis a que lo diga un oscuro reportero cultural de provincia, ¿verdad?).
¡Pero cuándo me quedaba con la espinita!...
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