A qué se debe la deficiencia que muchas personas presentan al escuchar a los demás.
Para la mayoría de la gente esto se debe a una o más de las siguientes causas:
- Estamos tan ocupados en tratar de sobrepasar nuestras propias ideas que no nos molestamos en escuchar lo que las personas que están cerca de nosotros tienen que decir.
- Somos demasiado perezosos para escuchar. Es demasiado fácil ponernos en descanso y dejar que las palabras de quien habla fluyan dentro de nuestro cerebro.
- No nos damos cuenta de que debemos hacer un esfuerzo para aprender a poner atención y una vez que hemos alcanzado un buen nivel de eficiencia auditiva, no nos damos cuenta que sólo podemos comenzar si lo llevamos a la práctica.
Si usted continúa hablando sólo dirá lo que ya sabe, si escucha puede aprender algo que no sabía y así incrementar su intelecto.
Observemos lo que sucede a nuestro alrededor y prestemos atención a las miles de voces que intentan decirnos algo, muchas de ellas sólo dirán cosas superficiales, pero también muchas otras tendrán algo importante qué comunicarnos.
Escuchar es un arte que se aprende como todo lo demás y depende de cada persona si se quiere dominar ese arte o que pase desapercibido para la mente.
Cuando una persona nos habla, aunque sea informalmente regularmente trata de que captemos algo, en ocasiones, en el transcurso de su conversación, sus tesis serán varias, todas las cuales van a apoyar su posición o idea principal.
Por eso es la importancia de que nos concentremos cuando entablamos una plática, no podemos hacer como que escuchamos y no comprendemos lo que entra a nuestros oídos.
Escuchar no es lo mismo que oír, que no se nos olvide.
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