El ocio es una necesidad sicológica de nuestras vidas complicadas y llenas de ocupaciones.
Por más que una persona se encuentre ocupada, por lo menos tendrá unos segundos al día para descansar y despejarse, esos segundos son de vital importancia en el crecimiento de los seres humanos.
Muchas veces, al tratar de distraernos y desatender un poco nuestras obligaciones, creamos momentos de ocio para esparcir nuestra mente y reforzar nuestros conocimientos.
Es a través de nuestros ratos de ocio cuando se nos presenta la oportunidad de cambiar nuestros patrones de rutina por experiencias nuevas y estimulantes,
Es en esos momentos cuando podemos poner en blanco nuestros pensamientos y analizar lo que estamos haciendo para así descubrir qué está bien y qué está mal.
La concentración es una herramienta poderosa que nos ayudará en el crecimiento interior.
No es necesario ir muy lejos para lograr esto, ni se requiere de grandes cantidades de dinero, sólo necesitamos algunos minutos libres al día para poder entender lo que sucede en nuestro cuerpo y mente.
El individuo que suspira y se lamenta de que no encuentra nada qué hacer en su tiempo libre padece ceguera emocional, no se da cuenta de las inmensas oportunidades que tiene para acrecentar su intelecto y para mejorar sus talentos creativos.
Por el contrario, se conforma con ver pasar ese tiempo valioso como un mero espectador, sin actuar ni proponer.
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