Estoy viviendo la pasión de Jesús y la siento mía y me pregunto que si tendré tiempo antes de irme de despedirme de cada aula de mi escuela, de las plantas de mi jardín, de las palmeras arecas, de Menina que mira siempre tiernamente, de mi alhajero, de mi baúl donde guardo todos mis recuerdos, tendré el tiempo de recorrer mis vestidos en el ropero, de ver mis ojeras en el espejo del baño , de teñir mis canas con tonos platas.
Tendré tiempo para mirar al sol y sentirme tibia, de dejar que mi pelo se abrace aleteando con el viento que corre por el patio, tendré tiempo suficiente para volver a contar los libros de mi biblioteca y decirle adiós a Belén en la última comida que me sirva; tendré suficiente tiempo para escribir en mi iPad mensajes de despedida a mi brillante muso, a mi obscuro corazón, a mi familia y a mis amigos.
Tendré tiempo de darle las gracias a Dios por la vida que me ha regalado.
Tendré tiempo de arrepentirme de mis pecados y pedir perdón a los que les hice daño, tendré tiempo para darles a nuevos dueños todos mis bienes , tendré tiempo de ver las caritas de mis nietos diciéndome adiós y la lluvia en el rostro de mis hijos.
Si supiera cuándo será ese tiempo lo programaría para cumplir todos esas cosas que me pregunto; por eso trato de vivir cada día como si fuera ese tiempo y le robo una parte de su existencia al reloj del mundo para dársela a mi vida que siempre siente pena por morir.
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