Tus palabras tienen el color de la bilis,
el sabor de fruta amarga,
el olor ácido del thinner
y espinan como el rosal.
Ellas sembraron escalofríos en mis manos,
evaporaron caricias y dejaron muerta la alegría.
Tu manera de decir las cosas nos aleja como el viento
que pasa arrastrando hojas,
como olas que desbaratan castillos en la arena,
como monstruos que aplastan y asustan en los sueños.
Seguirás callándome,
seguirás imponiéndote tú ,
seguirás dejándome fuera de tus decisiones
porque le temes a mi brillo que siempre te opaca.