"Un poema para espantar el miedo"

MAZATLÁN._ Daniel Miranda, el ganador del Premio de Poesía Clemencia Isaura por su poema Pan: El Dios del miedo, dice que escribió el libro para liberarse de sus miedos, una emoción básica e instintiva. 

"Nadie te entrena para tener miedo, es algo que surge, que está ahí desde que existes. Toco el tema, pero no me refiero al miedo externo como que te asalten o el de tener un accidente, sino el cotidiano, con el que te despiertas todos los días, como el miedo a la oscuridad, el entrar en lugares solitarios, a algunos espacios de las casas", compartió. 

"El miedo te habita, en el poema lo toco desde el lado más perturbador que es el que te desconcentra, te hace dudar. En el libro hablo también de cómo los niños se conectan con la vida de una manera diferenteo porque están más libres de sus miedos, me doy cuenta que cuando era niño tenía menos miedos; ahora, con la edad, se han creado en mí muchos más". 

Convirtió el miedo en poesía y de esta manera él mismo se convirtió en sus miedos y los resolvió.
"El miedo se tiene que enfrentar para vencerlo, como dice Jodorovsky en su libro de psicomagia, en donde crea una escena en donde a un niño que le tiene mucho miedo a la oscuridad su madre le dice: píntate todo de negro para que seas parte de la oscuridad y el niño se pone muy contento y se divierte en el momento que se hace parte de la oscuridad", dijo. 

"Cuando haces eso el miedo se torna anecdótico, tomas distancias y lo ves en perspectiva y eso te alivia, aunque cuando haces esto en el proceso descubres otros miedos". 

Curiosamente, a Daniel Miranda desde niño le gustan las películas de terror.
"Me gusta el terror psicológico, no el 'pornoterror', que es ese en el que te ofrecen imágenes de cabezas y brazos cortados, ese me parece muy pobre, en cambio, el otro es un estímulo a la imaginación, en el que el movimiento de un vaso te provoca tantas imágenes y posibilidades, emociones que se generan a partir de los miedos".
Uno de sus poetas que lo han motivado a escribir es Efraín Huerta. 

"Cuando leí por primera vez a Efraín Huerta me quedó clara esa frase que todos los que escriben poesía dicen, que la poesía es imagen y música. Cualquier poema de él es epifánico, queda muy claro, ves y escuchas, es un poema revelador, muy grande", comentó. 

"La felicidad es sólo un momento, Efraín Huerta decía, por ejemplo, que la felicidad es sólo un vaso de agua que te tomas en cambio la tristeza es una llave abierta".
César Vallejo también ha influido en su obra. 

"Vallejo dijo muchisimas cosas mejor que el silencio, es un poeta que le canta a la tristeza. La poesía de los jóvenes debe servir para que los lectores sean encaminados hacia los grandes poetas, Vallejo también tiene una gran musicalidad, creo que la poesía debe mover las aguas de la literatura para que se sigan leyendo a los grandes poetas. 

En la narrativa se utilizan muchas palabras que no dicen nada, en cambio la poesía es una síntesis, aprovecha la estructura para con lo menos decir más, se reduce al verso con una gran carga de significados, por eso leo sólo poesía".