"Un virtuoso niño pianista"
MÉXICO (UNIV)._ Conrad Tao tenía 18 meses de edad cuando se acercó al piano de su casa y empezó a tocar una tonada de Mary had a little lamb, una canción infantil que el bebé aprendió "de oído" ante el asombro de sus padres. Así comenzó la carrera de uno de los genios de la música clásica del Siglo 21.
Nacido en Urbana, Illinois, en 1994, Tao sorprendió a sus padres, primero, y después al medio de la música clásica mundial. A los 3 años y medio de edad, el niño prodigio empezó sus clases de piano y a los cuatro años ofreció su primer recital. Tao no recuerda esa primera actuación, pero se sorprende cuando observa el video que de ese momento grabaron sus padres.
"Es un poco surrealista mirarme tocando piano a los 4 años de edad", dice.
Sus piernas, aún cortas no alcanzaban los pedales del instrumento. Para lograrlo, el pequeño usaba un dispositivo que su padre construyó y así podía tocar el piano a sus anchas.
El piano fue el instrumento que sus pequeñas manos tocaron cuando tenía 18 meses de edad, sin embargo sus primeras clases formales fueron de violín, mientras esperaba a que sus dedos fueran suficientemente largos para abarcar el teclado, lo que ocurrió seis meses después. Sus dotes quedaron demostradas. Como pianista y violinista, Conrad ha tenido un desempeño asombroso.
¿Cómo inició su amor por la música? El adolescente no lo recuerda, pues aún andaba en pañales cuando sintió el impulso, casi instintivo, dice, de reproducir en el piano tonadas que escuchaba en la radio.
"Para mí ha sido algo natural", expresa vía telefónica desde Nueva York, en donde radica actualmente y asiste a la Julliard School -la escuela de artes de mayor reconocimiento en el mundo-, en el nivel PreCollege.
Compositor desde los 3 años
La genialidad de Tao abarca no sólo la interpretación del piano y el violín, también es una promesa en el área de la composición de música clásica. A los 3 años de edad, el niño prodigio compuso su primera obra. La nombró Congrajulashons. Aún no sabía escribir bien en inglés, pero la música le salía del alma.
A partir de los 7 años de edad, el artista fue merecedor de premios como compositor. Entre sus piezas más reconocidas, que han sido interpretadas profesionalmente, se encuentran Silhouettes and shadows, Duet for erhu and violin, Two worlds for string quartet, The four elements for piano and orchestra, Fanfare pro música y Sonata fantasy.
"La gente, en general, maneja estereotipos y a los niños músicos nos ven con asombro. Dicen que no somos normales. Sin embargo, no sé qué es la normalidad. Nací así y desde que tengo memoria esto ha sido mi vida. Supongo que no es común y que soy muy diferente de los demás, pero creo que todos somos diferentes y especiales", expone Tao.
El adolescente tiene claridad sobre cuál es el motor de su vida como artista.
"Es el amor por la música. Yo soy músico porque me encanta. Nunca pienso en mi edad, ni siento que sea un prodigio. Es raro para mí que otros me vean así. Yo no siento presión por lo que el resto de la gente espera de mí, la única presión que admito es la de mis propios estándares".
De las cosas que más disfruta el joven músico es caminar por las calles de Manhattan, entrar a museos y empaparse de todo tipo de expresiones culturales.
"También paso mucho tiempo en la computadora, como la mayoría de los adolescentes. Yo creo que como músico soy influido por todo lo que veo y siento; por eso además de la música me gusta hacer otras cosas. Todo lo que está a mi alrededor es una veta para después explotarla musicalmente", dice.
Conrad practica entre cuatro y seis horas diarias. Cuando toca el piano, él mueve todo el cuerpo. Sus extremidades se sensibilizan y estremecen. Parece como si la música fluyera de sus venas.
"Supongo que sí lo hago, que toco con todo el cuerpo. Es algo natural. Uno se vuelve parte de la música, una extensión. Lo más importante para mí es estar consciente de la naturaleza de la pieza que estoy tocando y dejarme envolver por ella. Sentir eso es lo que más amo de ser un músico".
A los 16 años, una vida exitosa
La fama de Conrad Tao va en ascenso. A los 16 años de edad ha logrado lo que un músico común alcanzaría en la madurez de su carrera. A los 10 años, el niño genio fue presentado en el programa estadounidense de radio From the top, como pianista y compositor, y en el 2007 fue anunciado en la serie televisiva From the top-Live from Carnegie Hall, como violinista, pianista y compositor.
En 2006, ganó el primer lugar de la Julliard Pre-College's Gina Bachauer Piano Competition, así como de la Prokofiev Concerto Competition. Ha actuado como solista con la Aspen Festival Orchestra, Fort Worth Symphony Orchestra, Netherlands Radio Philharmonic Orchestra, Philadelphia Orchestra, Russian National Orchestra y la San Francisco Symphony. Además, se ha presentado en Alemania, Italia, Suiza, China, Chile y México, entre otros países.
Invitado al Cervantino
El joven artista vendrá a México a ofrecer dos conciertos en el marco del Festival Internacional Cervantino, el 20 y 21 de octubre, en Guanajuato. Será la segunda vez que visita el país. La primera ocasión fue en 2008, en el Festival de Piano En Blanco y Negro, en el Centro Nacional de las Artes.
"Estoy muy contento de participar en un festival cultural tan importante como el Cervantino. México me gusta mucho. Hace dos años, cuando lo visité, fui a las ruinas aztecas, fue una experiencia maravillosa. Había leído de ellas, pero verlas fue muy emocionante", cuenta.
Conrad recuerda que entró en "shock"cuando iba a aterrizar en la ciudad de México.
"Las casas se veían ahí, cerca del avión. La ciudad se extendía en la inmensidad. ¡Es gigantesca! Realmente me gustaría ver más.
Él es consciente de los problemas que enfrenta el mundo en el Siglo 21: violencia, explotación, pobreza. Es un mundo complejo, dice, pero al mismo tiempo fascinante.
"Todos estos problemas son parte de la vida. Pero no lo es todo, tenemos el arte, que provee a la humanidad de belleza y placer. Eso también es parte del mundo contemporáneo y no lo debemos olvidar", dijo.
"No hay que centrar la atención sólo en lo que es terrible, también tenemos esta parte luminosa. La música y el arte en general conectan con todos los humanos, no importa sus creencias religiosas o políticas; no importa la diferencia cultural, la música nos llega a todos y nos afecta en lo más profundo. Creo que es muy interesante ser un artista en una época como la nuestra".