"Vértigo"
¿Tenía algún sentido hacer el remake de una sencilla pero vibrante película de policías y ladrones de 1974 que prácticamente nadie recordaba? Por supuesto que tenía sentido. Por lo menos uno: el económico. Al momento de escribir estas líneas, Rescate del metro 1 2 3 (The Taking of Pelham 1 2 3, EU, 2009), refrito de The taking of Pelham one two three (1974) acaba de recuperar su inversión.
La cinta de 2009 costó 100 millones de dólares y, según el sitio especializado Box Office Mojo, este fin de semana ha sumado ya 101 millones de billetes verdes. Faltando las exhibiciones en muchos otros países, las consabidas ventas en DVD y la programación en la tele de paga, supongo que las casas Sony/Columbia, que pagaron por este sobre-producido palomazo, pueden sentirse satisfechas. No van a ganar gran cantidad de lana, pero tampoco van a perder un solo dólar.
Pero, la verdad, si hubiera justicia sobre la tierra, los productores de Rescate del metro 1 2 3 deberían haber perdido dinero. La cinta, dirigida por el disparejísimo destajista Tony Scott, echa boruca en su mejor/peor estilo. Es decir, no faltan la cámara móvil mareadora, las tomas aéreas nomás porque sí, la edición que se quiere acezante, la banda sonora intrusiva y hasta el absurdo final dizque emocionante, todo ello para que no nos demos cuenta de los enormes boquetes de credibilidad y sentido común que tiene el guión escrito por el oscareado Brian Helgeland.
La premisa de las dos cintas es la misma: un cuarteto de malandrines secuestran un vagón del metro neoyorkino con casi una veintena de pasajeros y exigen una cantidad de rescate (un millón de dólares en 1974, 10 millones en 2009), so pena de matar un rehén por cada minuto que la ciudad de Nueva York se tarde en pagar. Aquí acaban las similitudes, pues las diferencias son muchas y claves.
En 1974, a quien le toca lidiar con esta amenaza es un malhumorado policía de tránsito, el teniente de origen judío Zachary Garber (formidable Walter Matthau), mientras que el líder de los secuestradores es un mercenario de fuerte acento inglés, Mr. Blue (Robert Shaw, efectivo).
En contraste, en 2009, Garber no es un lacónico judío de hombros caídos y cara de lebrel, sino un sufrido afroamericano, casado y padre de dos hijos (Denzel Washington) que, además, no es un policía, sino un ejecutivo del metro que ha sido rebajado a trabajar como controlador de tránsito, pues está siendo investigado por acusaciones de corrupción. En cuanto al malvado se refiere, el del 2009 no es un cortante militar de buenos modales y sonrisa cínica, sino un transa inversionista de Wall Street (¿hay de otros?) que está usando el secuestro del metro como mero distractor, pues su objetivo no son los 10 millones del rescate, sino los 300 que puede ganar si hace caer la bolsa, ya que él tiene todo preparado para aprovecharse del caótico mercado bursátil.
Los cambios en el trabajo y los móviles de los personajes no son menores. The taking of Pelham one two three (1974) no quiere ser más que una eficaz y entretenida película de policías y ladrones y eso es precisamente lo que es: una elemental pero bien hechecita heist-movie cuyos personajes centrales -tanto los policías como los ladrones- están bien definidos, mejor interpretados y aún mejor caracterizados y dialogados a través del capcioso guión de Peter Stone.
Así, pues, el policía interpretado por Matthau es un tipo desgarbado, mal vestido, con chillante corbata amarilla, pero también es inteligente, sardónico, profesional. Frente a él -o más bien, al otro lado del micrófono por el que se comunican- está Mr. Blue, un tranquilo ex militar de finas maneras pero crueldad a flor de piel. Es un tipo que transmite miedo pero también respeto y nadie duda que cumplirá su palabra de matar a todos los rehenes si no le dan lo que pide. Se trata de otro profesional rodeado de tres delincuentes con personalidades propias e inconfundibles: el gripiento Mr. Green (Martin Balsam), el tartamudo Mr. Brown (Earl Hidman) y el sicopático Mr. Grey (un muy joven Héctor Elizondo). (Por cierto, ¿de aquí sacó Tarantino los apodos de los ladrones de Perro de reserva/1992?: supongo que sí).
Más aún: independientemente de que la heist-movie funciona como tal, la película dirigida por el buen artesano Joseph Sargent nos ofrece una fascinante galería de tipologías raciales neoyorkinas: el sarcástico policía judío, el comandante policial negro, el gritón sargento irlandés, el pobrediablesco alcalde con influenza, su pragmático asistente político ("Estamos gobernando una ciudad, no una democracia") y, por supuesto, los rehenes, con sus propias particularidades étnicas: el negro bocón, la latina rezadora, la WASP hippiosa, la prostituta desafiante, el anciano trajeado y así sucesivamente. Los neoyorkinos retratados en esta cinta son muchos, son diferentes, gritan a todo momento y expresan sus neurosis a la primera provocación... Viven en una enorme y complicada ciudad, así que un secuestro en el metro no puede ser tan grave.
En contraste, en la cinta del 2009, Rescate del metro 1 2 3, los compañeros del maléfico Ryder, encarnado por un sobreactuado John Travolta, no se distinguen en lo más mínimo unos de otros; los rehenes no tienen individualidades reconocibles, y aunque el Alcalde, bien interpretado por James Galdolfini, tiene un papel más extendido, tampoco tiene mucho más que hacer al final de cuentas. Más aún: el humor, bien dosificado en la cinta de 1974, aquí desaparece casi por completo, pues la trama no se interesa tanto en la ciudad y sus tensiones raciales a flor de piel -un tema común del cine estadounidense de al época-, sino en la historia de redención del corrupto pero noble controlador del metro interpretado por Denzel Washington quien, para acabarla de gozar, es castigado con un amelcochado e inmerecido acompañamiento musical. Una prueba del talento y la personalidad de Mr. Washington es que el actor termina sobreviviendo a su esquemático personaje y a esa molesta banda sonora.
Pero terminemos: lo que en 1974 era una sencilla, divertida, bien tramada y bien actuada heist-movie hawksiana, Tony Scott la convirtió en un (dizque) portentoso melodrama viril en el cual un buen padre de familia que cometió un "pequeño" error tendrá la oportunidad de redimirse haciéndola de héroe citadino. ¿Quedó claro con que versión me quedo o le sigo?
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