Vi Gloria (México, 2014), ópera prima del suizo Christian Keller, fuera de concurso en el pasado Festival de Morelia y, sin duda, fue la cinta que más sorpresa causó. La esperada biopic de Gloria Trevi escrita por Sabina Berman no es ninguna obra mayor, en efecto, pero sostengo no sólo que es una biopic más coherente que Cantinflas (Del Amo, 2014) sino que, incluso, resultó más interesante que varias películas que vi en la competencia de Morelia 2014.
La historia inicia en 1984, cuando una tal Gloria Treviño, una muchachita norteña y atrabancada, llega a hacer una audición frente al compositor Sergio Andrade (Marco Pérez, muy en su papel) con varias docenas de canciones escritas por ella.
La tal Gloria no sabe tocar un solo instrumento, desafina continuamente, sus canciones son "primitivas" pero Andrade ve en ella un filón de oro.
De este encuentro entre la futura Gloria Trevi y Sergio Andrade pasamos al momento de su detención, 15 años después, en Río de Janeiro, donde el "clan Trevi-Andrade" -como los bautizaría, aparentemente, la poderosa conductora Paty Chapoy- pasaría varios años de cárcel. Así, entre el ascenso a la fama de la Trevi y su descenso a la cárcel, avanzará esta película que no absuelve por completo a Gloria de su complicidad con Sergio Andrade, aunque sí explica esa misma complicidad por la ciega devoción que la muchacha sentía por su "carcelero", pues muchos años vivió "Con los ojos cerrados", como lo dice la canción que Trevi interpreta, en franco tono de cine musical, frente a Ricardo Salinas (Pedro Mira) y Paty Chapoy (Marisa Rubio).
Esta invasión abrupta del musical y sus enlaces a interpretaciones en palenques o conciertos, denotan un arrojo y, al mismo tiempo, una seguridad en el cineasta debutante Keller que resulta refrescante. El tono de la cinta se mueve entre la (¿injustamente?) vilipendiada Showgirls (Verhoeven, 1995) de Región 4 y el woman's-film tradicional -la película cumple con dos requisitos básicos de la fórmula: el sufrimiento y la elección-, lo que quiere decir que se alterna la comedia vulgar con el melodrama in extremis.
La película merece no pocos reproches -Raúl Velasco (Pepe Olivares) es de risa loca, la música de Lorne Balfe es machacona, el retrato que se hace de la Trevi termina siendo acaso demasiado positivo-, pero la cinta se sostiene sin dificultades durante los 120 minutos de su duración, las escenas musicales (videoclips, conciertos, palenques) están bien realizados y, last but not least, Gloria tiene una inesperada arma secreta que se llama Sofía Espinoza.
La señorita Espinoza no solo canta con enjundia las canciones de la Trevi ("Mañana", "Dr. Psiquiatra", "Pelo Suelto", "Los Borregos, "Papa sin Catsup", "El Recuento de los Daños") sino que se ha convertido en Gloria misma. No sólo la voz es muy parecida, sino que se mueve como ella, brinca como ella, baila como ella, grita como ella, hace desfiguros como ella. Es un trabajo físico notable que hará, con toda justicia, que Espinoza se gane toda la atención que merece. Ya está lista para cosas mayores.
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