Will "Whip" Whitaker (Denzel Washington) despierta crudísimo. Ha pasado toda la noche encamado con una muchacha, se ha tomado todo el minibar del cuarto del hotel, discute telefónicamente con su exesposa y, para acabarla, en menos de dos horas tiene que ir a chambear.
Pero no se preocupe: no hay nada que un par de líneas de cocaína no solucione. Luego de la dosis necesaria, "Whip" queda como nuevo. Es decir, como el Denzel Washington que todo mundo conoce: decidido, articulado, seguro de sí mismo. ¿Que en qué trabaja? Ah, nada importante: es piloto de una línea comercial y, cada vez que vuela, es responsable de la vida de un centenar de personas.
Lo más interesante de El vuelo (Flight, EU, 2012), el más reciente largometraje de Robert Zemeckis, descansa en el personaje interpretado magistralmente por Washington. Su "Whip" Whitaker es un mago de la aviación. Queda claro que sólo él y nadie más que él pudo salvar la vida de sus pasajeros después de una falla de mantenimiento que debía ser fatal.
El tipo es un héroe. Pero también es un borracho, arrogante, mentiroso y autodestructivo. Y sólo Washington, un mago de la actuación, podía encarnar un personaje tan digno de admiración y, al mismo tiempo, tan repelente. Sólo él y nadie más que él. O, bueno, Paul Newman, hace 30 años.
Así pues, luego de los emocionantes minutos iniciales, cuando sufrimos con el más horrendo accidente de aviación desde Náufrago (2000) otra cinta de Zemeckis, por cierto-, lo que nos queda es seguir sufriendo, sólo que ahora como testigos de la interminable espiral de alcohol y mentiras uno va ligado a las otras- en la que (sobre)vive "Whip".
Hasta coraje da, pero hay que decirlo: Vuelo no es la obra mayor que pudo haber sido. No es los Días de vino y rosas (Edwards, 1962) del Siglo 21. La película pierde altura de forma intermitente cuando comete el pecado de dejar de mirar al admirable/lamentable "Whip".
La culpa recae en el guión de John Gatsin, que agrega una subtrama la relación de "Whip" con una adicta (Kelly Reilly)-, que no sirve para nada, a no ser el agregar media hora más de duración, algo que no necesitan Washington ni "Whip". Ellos pueden aterrizar solos. Y lo hacen: salvan la película de sus problemas y logran que parezca mejor de lo que es. Otro milagro.
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