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"Vivir la templanza"

""La vida se vuelve una fiesta cuando sabes disfrutar de las cosas normales de cada día".
Phil Bosmans."
06/11/2015 06:33

    Alfredo Pallares

    El ser humano ha sido creado para ser feliz, y siendo su naturaleza una unidad, nada sobra en él, sino que tiene lo que necesita para realizar su función, que es la vida y ser feliz.

    Para realizar bien su función, que es vivir, necesita del orden que dan las potencias superiores que son la inteligencia y la voluntad, es mediante estas facultades que el hombre ordena y encauza su vida, que de otra manera estaría a merced de sus tendencias.

    A propósito del poder de las tendencias en el ser humano, San Pablo decía: …Hay una ley en mis miembros que hace difícil realizar el bien que quiero y, en cambio, fácil el desorden que no quiero.

    A través de la inteligencia y la voluntad, la persona elige vivir la templanza, virtud que armoniza el interior del ser humano, pues controla las tendencias, ordena los sentimientos y le ubica como ser creado. De alguna manera la templanza nos recuerda los límites que tenemos.

    Como toda virtud, la TEMPLANZA requiere ser cultivada. Su práctica se manifiesta en el autodominio, como claramente expresaba Leonardo Da Vinci: “No se puede poseer mayor gobierno ni menor que el de uno mismo”.

    Quien no cultiva la templanza, no es dueño de sí mismo, por lo que es muy difícil que pueda ser feliz en la vida. Dicho de otro modo: quien no gobierna sus instintos, termina siendo esclavo de ellos. Una persona en tal situación, está prácticamente autodestruyéndose.

    Un síntoma de que no se posee la virtud de la templanza, lo evidencian los estados de ánimo (amanecer de “buenas” o de “malas”), esto se debe a que la persona está bajo el gobierno de sus sentimientos. Quienes permiten esto tienen una actitud voluble, muy cambiante, y esto hace que sus relaciones con los demás sean difíciles, porque un día dirán sí y al siguiente no respecto de lo mismo. En tales condiciones serán inestables en su matrimonio, en las decisiones que tomen sobre la educación de los hijos, en sus compromisos profesionales, etcétera.

    En cambio, cuando los sentimientos están ordenados, la persona dispone de una mayor capacidad para sacar adelante sus proyectos. Phil Bosmans expresaba: "La vida se vuelve una fiesta cuando sabes disfrutar de las cosas normales de cada día".

    Poseer la virtud de la templanza es tener poder sobre uno mismo. El aprendizaje comienza en la niñez, con el modo de vida que nos van enseñando nuestros padres a través de hábitos tan cotidianos como: tomar el baño a la misma hora, comer lo que conviene comer, jugar o salir a pasear en el tiempo previsto… Estas pequeñas rutinas ampliarán la disposición a las exigencias y responsabilidades que habrá que cumplir después. El orden, la sobriedad y la disciplina preparan a los hijos para adquirir la virtud de la Templanza.