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"Farándula"

"La herencia de Cantinflas, un pleito de 16 años"

"La disputa de Mario Moreno Ivanova (hijo) y Eduardo Moreno Laparade (sobrino), por los derechos, para la explotación, renta, venta y reproducción, de las 39 películas producidas y protagonizadas por Mario Moreno"
07/11/2015 08:42

    MÉXICO (UNIV)._ Una historia de escándalo que no termina a 16 años de distancia es la disputa de Mario Moreno Ivanova (hijo) y Eduardo Moreno Laparade (sobrino), por los derechos, sin carácter limitativo para la explotación, renta, venta y reproducción, de las 39 películas producidas y protagonizadas por Mario Moreno Reyes, conocido mundial y artísticamente como Cantinflas.
    Todo comenzó el 4 de marzo de 1993, cuando de acuerdo a los documentos firmados por el famoso mimo del cine mexicano en su lecho de enfermo, le transfirió a su sobrino mencionado, en forma inmediata, su derecho sobre las 39 cintas mencionadas.
    Los filmes incluidos van desde No te engañes corazón (1936), hasta El barrendero (1981), su última cinta.
    En cuanto Moreno Reyes firmó el convenio con Moreno Laparade se propalaron una serie de especulaciones sobre si el actor se encontraba o no en plenas facultades mentales.
    Se dijo en varios medios que Cantinflas era mantenido con vida a través de aparatos; que sedado era imposible que firmara algún documento; que el 4 de marzo había sido operado y estaba incapacitado para firmar, por estar inconsciente y declarado con muerte cerebral.
    Sin embargo, el doctor Víctor Manuel Rivera, que estuvo atendiendo al actor desde 1986, durante y después de su hospitalización, de febrero a marzo de 1993, declaró que evolucionaba bien desde el 1 de marzo.
    El 27 de marzo el actor decidió suspender la radioterapia y volver a su casa en México.
    Un mes y medio después, el 20 de abril de 1993, el actor falleció en la Ciudad de México, a causa de un cáncer pulmonar a los 82 años de edad, eran las 18:30 horas. Más tarde, Mario Moreno Ivanova es declarado legítimo heredero universal de su famoso padre.
    El 28 de septiembre de 1993, Eduardo Moreno Laparade registra en México, ante la entonces Dirección General del Derecho de Autor, el convenio de cesión de derechos de los 39 filmes de Cantinflas. Esto desata el enfrentamiento de años entre el sobrino e hijo de Mario Moreno, que parece no tener fin.
    El 20 de abril de 1994, Mario Moreno Ivanova acusa judicialmente a su primo de haber falsificado la firma de su padre, las demandas y contrademandas se repetirían a lo largo de los 16 años que lleva el proceso, tanto en México como en Estados Unidos, participando inclusive en el conflicto de intereses la Columbia Pictures, coproductora de 34 de las cintas, que es demandada el 12 de enero de 1998 por Moreno Ivanova.
    Ese juicio, en junio de 2001 lo ganó Columbia en Estados Unidos, quedándose con los derechos de los filmes en aquel país.
    En 1995, Eduardo Moreno Laparade fue aprendido por la Policía Judicial del Distrito Federal, en dos ocasiones por fraude en grado de tentativa. Finalmente obtiene su libertad.
    En 2001 el heredero universal de Cantinflas firma convenio con Televisa, por 6 millones de dólares, para la difusión de las películas del mimo y se compromete responder a la empresa televisora de cualquier reclamación judicial o extrajudicial por terceros.
    El 4 de febrero de 2005, en México, un juez dicta sentencia definitiva considerando como legítimo y único propietario de los filmes de Cantinflas a Eduardo Moreno Laparade, condenando a Ivanova a no perturbar esos derechos. El hijo del actor se ampara y contrademanda.
    En agosto del mismo 2005, Moreno Ivanova informa en conferencia de prensa que finalmente ha ganado el largo proceso civil por los derechos de explotación de las 39 cintas de su padre. A pesar de todo, hoy Moreno Laparade asegura que en tres meses más se pondrá punto final al desgastante litigio.

    DEPOSITAN REGALÍAS
    Hasta la fecha, las regalías de las películas de "Cantinflas" en Estados Unidos, a pesar de que una y otra parte han ganado diversas etapas del juicio, se depositan desde en un banco, por orden de un juez.