"Los 70, era de descubrimientos"
Fernando Alarriba
MAZATLÁN.- En los años 70 el rock era, por mucho, el género musical más fertil y popular del planeta.
Desde finales de los años 60 se convirtió en un fenómeno que reflexionaba y se manifestaba sobre temas políticos, sociales o filosóficos desde una perspectiva seductora y vibrante cobijado en las banderas de la libertad, el amor, la paz, el uso de drogas como un nuevo canal de trascendencia espiritual y, sobre todo, al elevar la voz de los jóvenes en sus héroes: John Lennon tenía más credibilidad que Richard Nixon.
Para José Luis De los Santos Lewis, ese periodo representa la cumbre de un espeso bosque sonoro que sería la etapa de formación de los clásicos del rock, de la explosión psicodélica a la muerte de Elvis Presley en 1977, de las obras maestra de Los Beatles al surgimiento del rock progresivo y la música de fusión.
"El Güero Lewis" ha sido protagonista de la historia del rock porteño en dos décadas distintas: los años 70 y los 90.
Su acercamiento al rock se dio desde los 12 años, empezó a tocar a los 17 bajo el influjo de la invasión inglesa, bandas como Los Rolling Stones, Herman´s Hermits, The Animals, The Who, Cream y sobre todo, Los Beatles, formaron a este apasionado de la música que en homenaje al cuarteto de Liverpool formaría su primera banda, Los Bits en 1969, donde cantaba y tocaba la armonía.
"Nosotros adorábamos a Los Beatles. Había unos bailes en el Club Muralla, las tardeadas del domingo, tocaban hasta cuatro grupos. También estaba el Mauna Loa, ahí llegaba todo mundo, se atascaba, era un ambiente buena onda y lo bueno de esa época era que todos tocábamos diferente, lo que tocaba un grupo tratábamos de no tocarlo otra vez", dice.
"Además era para una élite tocar rock, si tocabas cumbias olvídate, en ese tiempo era muy corriente esa onda. Era lo mejor tocar rock, ahora los banderos son los que están arriba".
Los Sands, Los Harrison, Love Factory, Los Paranoid (la segunda agrupación de Lewis) o Los Saltifeets, una de las primeras bandas en la historia del rock mazatleco, llenaban la brisa porteña con una fauna de acordes cada vez más extraña.
Desde mediados de los 60, con Revolver, Los Beatles revolucionaron la música; cada disco era concebido como una obra de arte, se apostaba por obras complejas y sorprendentes, imbuidas en los juegos creativos que la mariguana y el LSD prodigaban y todo explotó con Sargent Pepper´s...: Cream, Jimi Hendrix, Los Doors, Jefferson Airplanes, Janis Joplin, Carlos Santana, Woodstock... el Olimpo del rock crecía y los jóvenes porteños entrarían en contacto con esa realidad.
Dos mundos se tocan
Oleadas de jóvenes estadounidenses llegaban a Mazatlán para encontrar una especie de paraíso arrebatado. En aquellos años, el sitio en el que se encuentra la discoteca Valentino era un cerro apodado Lupe´s Point, había ahí un trailer park en donde surf, música, drogas y la tragedia de la guerra de Vietnam convivían.
"Oías historia de ellos muy gachas. Me acuerdo haber platicado con uno que le habían cortado la lengua en Vietnam, tenía problemas para hablar...eran jóvenes, no tenían ni 21 años, se los llevaban a los 18 y no venían muy completos, andaban muy drogados", comenta.
"Otra onda era que no había tablas de surf aquí; y ya cuando las querían dejar o se les quebraba uno las tomaba y las llevaba a reparar. El surf y el rock eran uña y carne, ellos traían sus estereos, de los viejos, cassets viejos de 8 tracks, olvídate".
"El güero" tuvo allí su primera experiencia con música psicodélica.
"Yo recuerdo cuando vi la portada del primer disco de Hendrix y dije '¡Ah cabrón!, ¿Qué es esta onda?' y cuando oí la música se me hacía algo imposible. Te la pasabas viendo el disco, eran discos grandes, artísticos, también empezaron a salir las canciones largas".
Las bandas locales hacían esfuerzos para acercarse a estas realidades, la de un movimiento floreciente, lleno de novedades como los riffs de Who lotta love o Smoke on The Water, pero no existía el mismo empuje cultural, económico o técnico para estar a la par, no se diga crear algo nuevo. El rock porteño se concentraba en los covers, había juegos para hacer canciones originales, pero no quedaron grabaciones.
"No se hacía nada. Andaban grupos en chilangolandia que ya empezaban a hacer música en español con sentido americano, como los Dug Dug´s, que eran muy amigos míos. Aquí no había un músico que verdaderamente fuera muy bueno. Todos estábamos al mismo nivel, como aprendices. Y lo que se hacía mucho era descubrir, no hacer las cosas que ya habían pegado. La onda era: entre más extraña y más nueva la música, mejor", señala.
En este panorama, las únicas muestras del rock en español se daban cuando las bandas foráneas llegaban al puerto: Grass on Flower, Los Dug Dug´s y Stone Facade, (estas dos últimas tocaron en el Festival Rock y Ruedas de Avándaro, el "Woodstock mexicano", en 1971) lo que confirmaba que en el panorama del rock nacional era difícil hacer música en español y que también se trataba de imitar el sonido estadounidense.
Tras el Festival de Avándaro, el rock nacional sufrió una grave censura, pasó a ser sinónimo de delincuencia y drogadicción. El rock era sólo un motivo, un decorado en los medios de la época y entró a un duro periodo de letargo.
El fin de la edad de oro
José Luis se fue a Canadá en 1973. Dejó de tocar, pero pudo asistir a conciertos de auténticos titanes como George Harrison, Led Zeppelin, Mahavishnu Orchestra o Elton John y allá notó cómo las botas, los sacos Mao y los pantalones de tubo caían en desuso; ahora, los sacos con solapas y los pantalones acampandos se imponían. Había llegado la música disco.
Durante las vacaciones de 1975 en las que regresó a Mazatlán, escuchó a Kiss, Los Rolling Stones y Rod Stewart, en suaves y cadenciosos ritmos que invitaban a la pista de baile.
El Mauna Loa había cambiado su ubicación a la Avenida del Mar y nuevos centros nocturnos como La Jirafa y Life en Español eran catedrales de luces neón y esferas luminosas.
Años y mucha música han curtido a este roquero que sonríe al mencionar sus nuevas bandas favoritas: Franz Ferdinand, The cooks, Muse, Artic Monkeys, The Strokes y muchas más que hoy tiene alcance de la mano.
Quedaron atrás la noches en las que tenían que sintonizar estaciones norteamericanas para escuchar lo más nuevo: el prodigioso descubrimiento de Hey Jude paseando en Olas Altas con los amigos es tan sólo un poderoso recuerdo que "El Güero" comparte junto a una reflexión.
"El rock en México no es negocio, todavía lo ven como 'cultural'. No. El rock es de las industrias que dejan más dinero en el mundo. Ponle que salga un grupo, y empiezan a decir 'suena como tal', pero no les dan chance de desarrollarse, sí, hicieron un disco feo, pero qué tal el siguiente, porque, el máximo incentivo es feria (dinero). Por más que digas que no te interesa la feria, la necesitas
no se trata de apoyar, se trata de venderlo".
Y, en la oscuridad, la música sigue.
ANÉCDOTA
"Durante el concierto de George Harrison en Canadá, lo acompañaba Ravi Shankar, ya ves que Harrison era muy místico, con sus viajes a la India, y me acuerdo que estabamos todo el público allí y salió Ravi Shankar con los músicos pero sin el tamborero, nada más la sitara y empezaron gingingingin y ya, se callaron... y pues toda la gente ¡Ahhhhhhhhh! Y dice el Ravi Shankar 'Gracias por aplaudirnos la afinación', ¡nomás estaban afinando!, pero la gente !Ah Ravi Shankar!
ROQUERO
"El Güero Lewis" ha sido protagonista de la historia del rock porteño en dos décadas distintas: los años 70 y los 90. Los Bits, Los Paranoid y El Camaleón han sido las agrupaciones de las que ha formado parte.