"Los endulza María Teresa Rodríguez Rendón"
EL ROSARIO._ Por más de 50 años la familia de María Teresa Rodríguez Rendón ha endulzado la vida de los rosarenses y de los visitantes que arriban al municipio, con una serie de dulces caseros.
Las cocadas, jamoncillos, pepitorias, muéganos y calabazas enmieladas son ya una verdadera tradición en El Rosario y que han trascendido hasta Estados Unidos, pues son tomados como regalos por la gente que visita el municipio y los lleva a sus seres queridos en el vecino país.
María Teresa relató parte de su historia y como fue que logró obtener la receta "secreta" para la elaboración de los dulces que le ayudaron a generar su propio negocio.
Con su trabajo y el apoyo de su esposo Gilberto Luna Galván, la señora obtuvo los recursos económicos para poder sacar adelante a sus cuatro hijos y darles una profesión.
"Quien me enseñó hace muchos años la receta secreta de la elaboración de los dulces caseros fue mi madre Rosa Rendón y mi interés por aprender este oficio surgió cuando mi hija, la mayor, era una bebé y yo deseaba celebrarle su primer fiesta de cumpleaños", recuerda.
Poco a poco María Teresa y su esposo fueron integrando en su vida la venta de estos dulces, ya que era cada vez más la gente que los pedía.
Su casa la acondicionaron con un pequeño taller con un apoyo que recibieron el año pasado del programa de Activos Productivos, ya que los cinco productos que ellos elaboran los realizan a base de leña.
María Teresa comenta que las ventas de sus dulces mejoran con la llegada del invierno y en el periodo de Semana Santa, pues es cuando llegan visitantes a El Rosario.
"Es un orgullo poder decir que nuestros dulces los disfrutan hasta Estados Unidos porque hay mucha gente de El Rosario en ese país y que le encarga a sus familiares nuestros dulces, esto sucede con más frecuencia en Semana Santa", expresa.
En su trabajo no se desperdicia nada, pues hasta las semillas tienen un buen uso.
Don Gilberto agrega que la estopa que desechan del coco la juntan para regalarla a una persona que tatema lizas, de igual manera las semillas de la calabaza la recopilan para entregarla a un grupo de campesinos que se encargan de volverla a cosechar y para la elaboración de pipian.
Los tradicionales dulces de El Rosario van a permanecer el tiempo que dure el amor y la unión de pareja que existe entre María Teresa y Gilberto, ya que es una labor conjunta que han preservado por más de 50 años.
Lo lamentable, expresaran, es que está tradición puede perderse en su familia porque sus cuatro hijos son profesionistas y no tienen la pasión por mantener la elaboración de la actividad.