"Sigue vigente el legado de 'Cachirulo' en teatro"
MÉXICO (UNIV)._ Es un frase común pero válida en su caso: un vacío difícil de llenar fue el que dejó Enrique Alonso "Cachirulo" tras su fallecimiento ocasionado por una afectación de las vías respiratorias hace 9 años.
Enrique Fernández Tellaeche era el nombre real de este actor que fue primero contador público, pero que prefirió contar cuentos puesto que desde muy joven se inclinó por las artes escénicas.
Enrique Alonso "Cachirulo", actor, director y dramaturgo, nació el 9 de septiembre de 1924 en el puerto de Mazatlán, Sinaloa. Desde niño llegó a la ciudad de México y en 1948 ingresó a la Asociación Nacional de Actores (ANDA), y se inició en el teatro de revista al lado de Lupe Rivas Cacho y María Conesa, conocida por el mote de "La gatita blanca".
Poco después formó una compañía de teatro infantil que montó la obra La princesita encantada, donde aparecía un personaje llamado "Cachirulo" que él interpretaba con singular gracia. De ahí provino "Cachirulo", su apodo artístico, y con el mismo adquirió fama en el ámbito nacional cuando apareció en televisión en el programa Teatro Fantástico, que se transmitió semanalmente entre 1955 y 1969, por el canal 2 los domingos a las 19:00 horas.
De las películas en las que participó se recuerdan Posesión, Amor con amor, Canción a la virgen, Te soñé en televisión, El seminarista y Cuerpo de mujer, pero el teatro fue la línea que siempre siguió, trabajando con varias compañías como la de Felipe del Hoyo, María Teresa Montoya y Ángel Garasa, interpretando papeles de maestro de ceremonias, tenor y galán cómico. Enrique Alonso mantuvo durante varios años la puesta en escena Dos tandas por un boleto, donde se hacía una remembranza del teatro de principios de época.
Enrique Alonso escribió un libro en 1987 sobre la vida y experiencias de María Conesa, personaje que le inculcó el amor por la zarzuela.
El prólogo de esta obra lo escribió Carlos Monsiváis. Alonso también escribió sus memorias con el título Conocencias, y se considera como una fuente imprescindible para cualquier investigación sobre el teatro mexicano del siglo 20.
Mazatlán, su tierra natal, le rindió varios homenajes en vida.