"Vivir feliz para superar pérdidas"
Monserrat Herrera
"La única forma de prepararnos para la muerte es aprendiendo a vivir, la persona que está feliz con su vida y ama lo que hace no tiene miedo a morir", declaró el psicólogo clínico Octavio Robledo León.
El especialista en tanatología comentó que esta disciplina estudia y ayuda a superar las pérdidas que sufre el ser humano, como pueden ser la muerte de un ser querido, un aborto, un divorcio, el irse a vivir a otra ciudad, el quedarse desempleado, el sufrir una mutilación en el cuerpo o el tener un bebé con capacidades diferentes.
"Mucha gente cree que el foco de atención es la muerte y no, el foco de atención es la vida, incluso antes la tanatología se enfocaba al moribundo, ahora se enfoca al familiar que va a tener la pérdida, porque la muerte es algo inminente, algo que va a pasar queramos o no..., tenemos que doblar las manos y enfocarnos en vivir, en la felicidad, en el amor y la aceptación", dijo.
Robledo León explicó que el problema no es que estemos preparados o no para recibir la muerte, sino que ni siquiera estamos preparados para vivir, porque nadie nos enseña a hacerlo, y una parte importante de la vida es el proceso de la muerte.
"Tenemos miedo de morir porque no sabemos qué va a pasar después, es un misterio. También porque no sabemos ni cuándo ni cómo va a suceder, porque si supiéramos una fecha exacta vamos haciendo un proyecto de vida, pero se nos pasa el tiempo pensando en que vamos a ser felices y lo seguimos postergando, nos pasamos la vida en que queremos madurar emocionalmente y también lo postergamos, sólo pensamos y no ejecutamos".
Robledo León enfatizó que es fundamental disfrutar de la vida y amar lo que se hace, porque si realmente se está satisfecho con la vida, a la hora de la muerte no hay miedo ni frustraciones.
Cada muerte es diferente
El especialista explicó que cada muerte es distinta y el duelo se vive dependiendo de cómo sucedieron, pues no es lo mismo la muerte de un señor de 94 años a la de un niño de 10 años.
"Las muertes que son más difíciles de digerir son las inesperadas y por hechos violentos, porque puede ser inesperada pero natural, como un paro cardiaco, y entonces dice uno: 'Qué bueno que mi papá no sufrió', y entra uno en una aceptación, con dolor, pero aceptas; pero las muertes repentinas con hechos violentos son más difíciles de digerir".
Para superar el duelo
Robledo León recomendó que al tener una pérdida se debe hacer un autoanálisis para saber si el dolor va pasando o sigue avanzando, y si aún después de cinco meses hay depresión y ansiedad, buscar ayuda.
"Nos podemos apoyar de la familia, pero lamentablemente eso no sucede, porque se vive en un entorno de puras mentiras donde nos creemos los más fuertes. Y está comprobado que si lloramos en familia o en pareja nos fortalecemos,... pero en México queremos ocultarlo, porque socialmente a los que lloran se les tacha como débiles".
"Con apoyo tanatológico, una persona tiene que superar su dolor en un año o año y medio, si sigue en depresión se le llama duelo complicado, y ese es otro tipo de terapia que se maneja, e incluso nos apoyamos en medicamentos", agregó.
Cómo hablar de la muerte a los niños
Robledo León aconsejó que cuando un pequeño pregunte sobre la muerte, se debe contestar dependiendo de la edad y madurez del niño.
"Les podemos decir 'te acuerdas de esa planta que ayer tenía una flor muy bonita pero ya se marchitó por el Sol y el calor, o te acuerdas del gatito que murió', ahí estamos enseñando que todo tiene un inicio y un término, e incluso decirles de que los alimentos tienen una fecha de caducidad.
"Hay niños muy maduros que ya saben que la vida tiene un inicio y final, se les puede decir: 'Oye, tu abuelito está un poco mal, no sabemos lo que va a pasar'. Debemos siempre informarlos, porque cuando no esté va a preguntarse ¿dónde quedó?, y si el niño quiere visitarlo al hospital está bien, si no, no lo obliguen. Lo ideal es que se le facilite su despedida, decirles que si les gustaría mandarles una cartita o un dibujito a su abuelito, un avión o un mensajito y así los inducimos a que inicien su duelo y se despidan".
También recomendó que cuando ya muere el enfermo, si los niños quieren ir al velorio o panteón pueden hacerlo, pero no deben estar más de 15 o 20 minutos en el lugar.
Terapia tanatológica
El acudir a una terapia tanatológica ayuda a evitar la depresión porque:
* Enseña a aceptar la pérdida.
* Enseña a despedirse de esos seres queridos que están en fase terminal.
* Prepara al enfermo y a los familiares para el día de la muerte.
*Ayuda a superar más rápido el duelo.
ETAPAS DE LA PÉRDIDA
Toda pérdida, sin importar la causa, provoca un duelo e implica cinco etapas emocionales:
1. Negación
Se niega la realidad, se buscan evidencias que muestren que lo sucedido es un "error".
2. Ira o rabia
La persona se pregunta ¿Por qué me pasa a mí? o ¿Por qué le sucede a esta persona? Se "pelea" con Dios.
3. Regateo o negociación
Asume su condición, "negocia" la pérdida e intenta brindar algo a cambio, por ejemplo, pedir a la Virgen que sane un familiar a cambio de ir a una peregrinación.
4. Depresión
En esta etapa se siente una tristeza real, se adquiere conciencia de lo que sucede.
5. Aceptación
Se van resolviendo varios procesos que ayudan a la persona a aceptar su condición. Es la parte más difícil de lograr para estar en paz consigo mismo.
TANATÓLOGO
El tanatólogo Octavio Robledo León es director de Casa Antigua, que ofrece consultas psicológicas, consultas tanatológicas, cursos de superación personal y trabaja el proyecto de 50 y Más, enfocado a mujeres adultas, que se basa en gimnasia mental y tanatología.
Más informes al teléfono 982 5236.