El alma se me curó
cuando pude contar
de mi cáncer
sin necesidad de lágrimas,
cuando pude vencer al Covid
con coraje y mucha garra,
cuando aprendí a convivir
con los aerosoles del Epoc,
cuando mis pies
con sus llagas enrojecidas
circularon por el mundo,
cuando pude decir adiós
a todas mis tristezas
y pude sentir el amor
en los pétalos que se abren.
Ahora, a esta edad, que empieza
a sentir el invierno en sus años,
maquillo mi rostro
con una sonrisa agradable
y visto mi vida con humildad.
Ahora me amo
porque mis palabras me tocan
y saben acariciar mi corazón
especialmente el penúltimo día de julio
durante mi cumpleaños.
Periodismo ético, profesional y útil para ti.
Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.
Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.
Suscríbete
Regístrate para leer nuestro artículo
Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.
¡Regístrate gratis!