|
Columna

65 años

    El alma se me curó

    cuando pude contar

    de mi cáncer

    sin necesidad de lágrimas,

    cuando pude vencer al Covid

    con coraje y mucha garra,

    cuando aprendí a convivir

    con los aerosoles del Epoc,

    cuando mis pies

    con sus llagas enrojecidas

    circularon por el mundo,

    cuando pude decir adiós

    a todas mis tristezas

    y pude sentir el amor

    en los pétalos que se abren.

    Ahora, a esta edad, que empieza

    a sentir el invierno en sus años,

    maquillo mi rostro

    con una sonrisa agradable

    y visto mi vida con humildad.

    Ahora me amo

    porque mis palabras me tocan

    y saben acariciar mi corazón

    especialmente el penúltimo día de julio

    durante mi cumpleaños.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!