"El aporte del cristianismo a la cultura"

Padre Amador Campos Serrano

Crítico y objetivo en sus conceptos, Tom Holland trata del demostrar una huidiza verdad, enraizado en la estratificación de las diferentes versiones acumuladas en el transcurso de los tiempos.

Su natural postura ante las interpretaciones de los hechos, muestra su congruencia objetiva desde una sincera visión de la historia, juzgándola, no solo por los personajes o por los momentos, sino que trata de ir hacia el mismo fondo de donde surgen estos mismos hechos, narrados en la misma historia.

Nacido en la Gran Bretaña, poseedor de un hábil estilo narrativo que suscita el interés sobre sus temas, también es objetivo en la aplicación de su crítica.

Es capaz de reconocer valores, aún en aquellos que la opinión común opta por señalarlos de una manera condenatoria y aunque él mismo también se sume en algunos señalamientos de inconformidad, tiene la capacidad de rescatar aspectos positivos en momentos de la misma historia, aportando una válida visión de los hechos y los personajes.

Concibiéndose ateo en su profesión de fe, Tom Holland ha sido capaz de tener la entereza de reconocer el aporte del cristianismo en la construcción de la cultura europea, haciéndolo, no por una “cierta romántica nostalgia” de la antigüedad, en la cual, no de manera precipitada, sino en forma progresiva, el cristianismo fue imponiendo valores que transformaron la cultura de Europa.

Aún existiendo fascinación por los héroes de la antigüedad, afirma que no se debe pasar por alto la crueldad presente en ciertos hechos, inmersos en su ambiente, donde se narran masacres multitudinarias, como lo fue en la conquista de las Galias o el cruel espectáculo del mortal deporte de la lucha de los gladiadores.

Fue desde la concepción de un Dios diferente a los dioses paganos, un aporte heredado del judaísmo, donde germinó una nueva visión sobre la dignidad del hombre, encaminándolo a la transformación de sus mismas estructuras.

Tom Holland es claro al afirmar que los modernos conceptos de la dignidad humana y los derechos del hombre no son principios nacidos por generación espontánea, se desarrollaron enfatizando las enseñanzas del mensaje de Jesús.

Con todo, el autor afirma no pretender empujar al gran público a franquear su entrada a la Iglesia, conservando una actitud crítica hacia la antigüedad clásica y el paso del cristianismo, a través de la historia.

La sana distancia expresada por este autor y su sincera objetividad es, sin duda, un plausible testimonio del valor de la herencia cristiana, de una fe merecedora de ser vivida, cuya fuerza ha sido capaz de transformar estructuras, sensibilizando al hombre, desde la figura y el ejemplo del Divino maestro Jesús.