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Columna

El asunto de la comunicación en el matrimonio

EDUCACIÓN EN LA FAMILIA
06/10/2022 12:56

    Hay algunos temas que suelen ser importantes piedras en el camino de los matrimonios y causas de malos momentos innecesarios hasta llegar a rupturas, de las que más destruyen matrimonios están las relaciones con la familia política suegros y hermanos, más importante el asunto financiero y el más-más no saber comunicarse, parece ridículo si de novios hablaban y hablaban ¿cómo va a ser eso? Pues lo es, el asunto de la mala comunicación es el número uno de problemas.

    Lo primero que no tenemos en cuenta es que somos complementarios no iguales, la forma de comunicarse de un hombre es distinta a la de una mujer, los dos tienen que tenerlo en cuenta de otra manera será un diálogo de sordos, lleno de prejuicios, de tomar cualquier comentario como ofensa personal y desencadenar tremendo altercado pasando de uno a otro tema recordando “todas las que me has hecho” hay un libro que puede aclararles este punto será bueno leerlo si es posible antes, pero siempre ayuda además de divertir, si no recuerdo mal se llama “los hombres son de marte las mujeres de venus”, no recuerdo el autor.

    Ambos tienen que aprender a hacer eso que se llama diálogo y como su nombre indica intervienen dos, que se escuchan con atención, viéndose a la cara, pensando en lo que están escuchando es la manera de ver y sentir del otro, en lugar de tener la mente ocupada en cómo detenerle, refutarle, regañarle, diálogo no es hablar y hablar y hablar solo uno y enseguida dar por terminado el asunto media vuelta y me voy.

    Tener en cuenta que fácilmente interpretamos las cosas según nuestro sesgo, es decir, de forma parcial, sin tener en cuenta que esa interpretación puede verse afectada por una serie de vivencias, recuerdos o percepciones cargadas de subjetividad, empezando porque uno es hombre y otra mujer. Por eso aprender a discutir en pareja es todo un reto, dado que esa discusión llegara a buen término en la medida en que se sepan comunicar.

    El problema es pensar que las dificultades no van a aparecer que “a nosotros eso no nos va a ocurrir” las rosas tienen espinas que justo son las que permiten valorar más el tesoro que se tiene entre manos cuando damos el “SÍ” en lugar de pensar si vale la pena, nadie me entiende, en las discusiones que tenemos no nos entendemos, nos faltamos al respeto hasta delante de los niños ya no nos aguantamos.

    La convivencia no siempre es fácil, pasa con todos, con los padres, los hermanos, los compañeros de trabajo en todas partes, más difícil entre más convivencia, pero claro que en la familia y entre los cónyuges y si el lugar es estrecho con más razón, pero como nos importan y les queremos tendremos que aprender a limar en lugar de acumular tensión.

    Entre más cercana y continua es la convivencia más difícil, todo el día tropezamos con sus defectos, manías, y se nos olvida que tenemos las propias, en los dos años de encierro por pandemia se dispararon las rupturas por esta falta de tener en cuenta que también tenemos defectos en lugar de vivir enojados por las faltas de los demás.

    Parece que la solución a una crisis es separarse, en lugar de tratar de resolver los problemas, como si no tuvieran importancia y no dejaran devastación aunque parezca que no hay pérdida, duelo, un fracaso que se quedan dentro, al enfermo no decidimos que ni modo que se muera, lo llevamos al médico, ponemos todos los medios para que sane, gastamos lo que sea y ni tenemos, si se descompone algún aparato se manda arreglar tantas veces como sea necesario hasta que ya no, pero le hacemos lucha, pues el matrimonio que es la base de nuestra estabilidad en todos sentidos también hay que poner los medios para curarlo y las ganas que ayudan a inventar y poner medios y el amor que fortalece el alma.

    Preguntarnos si ¿somos conscientes del significado del compromiso que un día asumimos? El mayor anhelo que tenemos las personas es amar y ser amados, cuando ese amor falla (a veces por un cúmulo de interpretaciones sesgadas, una mala contestación, por actos u omisiones que nos dañan), nos sentimos vacíos, sin rumbo y podemos llegar a pensar que nadie nos entiende mucho menos nuestro cónyuge.

    Todos necesitamos sentirnos valiosos, importantes y amados por las personas con las que nos hemos comprometido, por eso las discusiones generan tanto sufrimiento, hay medios para evitar que una plática se salga de control, primero.

    - Respeto, dar oportunidad de que las dos partes se expresen sin interrupción atendiendo lo que dicen, no a lo que queremos refutar y claro sin subir la voz, segundo, decidir qué es más importante ganar o conservar la paz, aunque siento que tengo razón puedo decir “discúlpame no sabía que te afectaba tanto” y a otra cosa, tercero, tiempo fuera, vamos a calmarnos y luego hablamos. Media vuelta voy a caminar. Cuarto, sentido del humor. Hacer reír con una broma sobre uno mismo, jamás acostarse enojados.

    El punto es no perder nunca de vista que cada persona tiene derecho a tener sus puntos de vista y maneras de pensar, de entrada por ser de diferente sexo, además de diferente historia y experiencias.