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Columna

La Fórmula de la Felicidad: ¿Es necesario un Día para la Felicidad?

LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD
20/03/2021

    A casi una década que la Organización de las Naciones Unidas declarara el día 20 de marzo para reconocer el importante papel que desempeña la felicidad en la vida de las personas de todo el mundo, observo con agradable sorpresa que muchas instituciones, empresas y familias van adoptando la celebración. En la primera Universidad Positiva del Mundo, Tecmilenio, esta celebración va más allá, nos preparamos toda la comunidad de alumnos, profesores, padres, colaboradores, socio formadores y comunidad en general, para hacerlo con alegría, pero también con la guía de expertos internacionales y del Instituto de Ciencias del Bienestar y la Felicidad del Sistema Tec. Me encanta y disfruto confirmar que hacemos ciencia, no ocurrencia.

    Una pregunta natural que surge de este tipo de reconocimientos es: ¿para qué sirven estos días?, ¿de qué nos sirve un solo día ante las problemáticas que enfrentamos?

    En este 2021, celebramos el Día de la Felicidad retados por la pandemia más impactante por su alcance y nivel de contagio, que nos regresó a las casas a hacer consciencia para afrontar lo que en verdad importa.

    Existe una profunda conversación Post Covid (que todavía no termina y en México no vemos para cuando) de si los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible declarados el 2015 por la ONU deben ser revisados y revalorados, ya que su intención es muy válida: pretenden poner fin a la pobreza, reducir la desigualdad y proteger nuestro planeta. Algo que parece un sueño utópico en un mundo lleno de cada vez más contrastes, percibido como un espacio lleno de ciudadanos que de forma irresponsable no nos hemos hecho cargo de cuidar nuestro planeta, y claro, hemos permanecido muy apáticos, como simples espectadores en la lucha por la igualdad en todos sus dominios.

    En la actualidad, la salud física y emocional tienen un replanteamiento durante la pandemia. La mirada que le damos a los cambios, buscando hacer consciencia dentro de la inconsciencia que demuestran nuestros comportamientos.

    Creo que no ocupamos más de tres dedos de racionalidad y pocos minutos de reflexión, para darnos cuenta de que es urgente modificar nuestros comportamientos y hacernos más responsables de muchas de nuestras acciones. La resolución de la ONU es un reconocimiento a la “necesidad de que se aplique al crecimiento económico un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado, que promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la felicidad y el bienestar de todos los pueblos”. Es asumir que, como sociedad, hay algo que no estamos haciendo de forma correcta.

    Ningún resultado da el esperar a que los líderes mundiales se pongan de acuerdo, a los políticos los ilumine un cometa, nuestro pueblo deje de crear Mesías cada temporada de elecciones y a los empresarios les caiga su propio “veinte”. Está en los ciudadanos realizar nuestro propio trabajo de reconocimiento, ¿cómo hacernos cargo de lo que nos toca? Creo que podemos hacer mucho, muchísimo, y el primer paso sería dejar de esperar de los demás hagan lo nuestro.

    Hablando de un dominio donde tengo más de 30 años de experiencia, la educación, es clave que valoremos el tipo de educación que estamos impartiendo a nuestros hijos desde casa, así como elegir correctamente la escuela que va a apoyarnos en el proceso formativo. Estamos seguros de que las cosas deben cambiar en un mundo que nos reta con su constante evolución, pero seguimos aferrados a modelos tradicionales que no tienen una evidencia de éxito cuando se trata de desarrollar fortalezas y valores para afrontar un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA, por sus siglas en inglés).

    Con el ejemplo, seguimos mostrando a nuestros hijos que el poder “ser feliz” está en factores totalmente externos, fuera de nosotros, sobre los que no tenemos el control. Ejemplos repetitivos como: seré feliz cuando tenga carro, casa, viajes, hijos, el mejor esposo o la mejor esposa. Al ser factores no controlados, nos van regalando una mentalidad de carencia, vivimos enumerando las cosas de las que carecemos, señalándolas como el que no podemos sentirnos plenos.

    ¿Qué pasaría si modificamos nuestro enfoque y buscamos dentro de nosotros qué nos hace sentir bien?, qué nos motiva a levantarnos todos los días, a sentir que tenemos el control de las situaciones y además sentirnos orgullosos de nosotros mismos.

    ¿Se imaginan qué pasaría si la misma intención que le damos a pasar matemáticas se la brindáramos a aprender a respirar, a reconocer nuestras emociones, a ponerle nombre a lo que sentimos? ¿Tendríamos una vida diferente?

    Hay mucho por hacer, es aquí donde encuentro la respuesta que más me emociona del celebrar el Día de la Felicidad, permitirme reflexionar qué más puedo hacer desde mí, para buscar mi fórmula de la felicidad. Y sería mucho más sabroso si lo intentamos juntos. ¿Quieres compartir felicidad para celebrar en grande este día 20 de marzo?

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