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Columna

Lo que aprenderán tus hijos de ti

EDUCACIÓN EN LA FAMILIA
20/10/2022 12:05

    Ya sabemos que los niños son como esponjas, que absorben todo lo que está a su alrededor, así aprenden todo sobre el mundo que los rodea, de nosotros depende qué mundo les rodea. Alto, piensa en el mundo que le rodea en casa. La habilidad que tienen para aprender es una que viene implantada desde el nacimiento, ahí mismo comienza, justo cuando los padres primerizos no tienen ni idea y se desesperan sin saber qué hacer, pero cuidado porque el más mínimo detalle lo captan, así que serenos, mejor cántenle, háblenle con cariño se calman los padres y el niño aprende, los padres son sus modelos.

    Cuidado, porque si tienen que dejarles en guarderías también tendrán otros modelos y entonces hay que poner atención a esos modelos y ver qué les están aprendiendo para revertir si es necesario.

    Así que hay que pensar en qué es lo que aprenderán de ti. Porque resulta que además de ser esponjas también son espejos en los que los padres se pueden ver reflejados, los hijos reflejan todo lo que sucede alrededor, que además de la herencia genética que tengan de sus padres reflejan el lenguaje no hablado, el de gestos, maneras de todo: caminar, usar los cubiertos o lápices, frases que se repiten en familia, si se hacen bromas pesadas, o se divierten juntos de buena manera.

    La manera de comportarse y los hábitos buenos o malos suelen adquirirse a muy temprana edad, y convertirse en comportamientos y hábitos que les marquen fuertemente como adultos igualito que sus padres reflejan les guste o no, quieran o no reflejan a sus padres (abuelos ahora) y tiene todo el sentido pues en la vida de los niños los padres son sus padres y lo que hacen o dicen papá y mamá es lo que se debe hacer.

    Debemos aceptar que gracias a Dios no somos perfectos en la vida, siempre podemos mejorar empezando por ser humildes y aceptar que metemos las patas todos los días, y la imperfección es aceptable desde el momento en que todos lo somos, así que no podemos exigirla de los hijos.

    Lo que no es aceptable es no procurar mejorar en lo que se tenga que mejorar, es decir debemos enseñar con el ejemplo a dar siempre el mejor esfuerzo, no a como salga, “ah, si nadie me ve qué importa”, como en todo ayuda tener una religión, un Dios a quien ofrecer un trabajo cualquiera, pero bien hecho porque Él siempre me ve y lo acepta y me ama. Y entonces, cuando nuestros hijos cometen errores, en lugar de regaños que lo que logran es que pierdan la confianza en sí mismos y cueste más trabajo los logros, se deben tomar como oportunidades positivas de aprendizaje, o sea, no hay que molestarse ni impacientarse. Tener errores es un aspecto fundamental del crecimiento, como si uno mismo no los tuviera cada día por lo menos uno, mostrarse inflexibles y enseñar inflexibilidad a nuestros hijos no estimula el pensamiento crítico, sino lo contrario conduce a no tener iniciativa de forma que la diversión que debía ser parte del aprendizaje se pierde junto con la motivación, más hoy que todo tiene que ser divertido para todos, mejor reírse sin burla, que impacientarse.

    Teniendo en cuenta que en la perfección no hay desafío ni espacio para mejorar, por eso ni siquiera debía ser deseable, teniendo esto en cuenta todos podemos manejarnos mejor a través de la imperfección, reírnos de nosotros y enseñarles a hacerlo para empezar y asumir que somos buenos padres y buenos hijos porque intentamos y luchamos cada día, a pesar de los fallos ellos y nosotros nos superamos y aprendemos cada día con todo y las caídas.

    Como padres tenemos que hacer lo posible por ser la mejor versión de nosotros mismos (aunque no siempre se logre) todos los días hay que trabajar para mostrarles y que aprendan los valores y comportamientos básicos, con la convicción de que sus vidas puedan ser exitosas, no como se entiende el éxito en estos tiempos (economía sin problemas, vida de no abstenerse de nada que se antoje, no interesarse por los demás ni hacer caso de críticas, etcétera) eso no es éxito, sino estar vacíos por dentro de mente, alma, corazón. Se trata de que puedan elegir el camino correcto hacia sus metas correctas, altas, como águilas no como aves de corral hacia una vida plena y feliz, en ese camino deberán aprender grandes cosas, (si no les hemos bajado la autoestima con burlas y regaños, claro) como la importancia de construir relaciones reales y auténticas, de seguir sus pasiones correctas, vivir vidas saludables y en definitiva, de hacer del mundo algo mejor de lo que encontraron con el paso del tiempo, muchos padres se afligen por el mundo que les va a tocar, mejor a fijarse, por los hijos, qué le dejamos al mundo que puedan cambiar lo que esté mal.

    Si me gritas, me haces sordo. Si me callas, me haces mudo. Si me ignoras, invisible... miedoso. Cuando estoy solo, desconfiado. Soy sólo un niño. Si me escuchas me haces fuerte. Cuando jugamos, amigos. Dame pan si tengo hambre. Tápame si tengo frío. Si lloro dame consuelo. Si río, ríe conmigo. Edúcame con cariño. Necesito tus abrazos, tus caricias y tus mimos. Cuídame, si estoy enfermo. ¡Quiéreme! Soy sólo un niño. Esto me llegó y fue la causa del tema que ya me pasé de nuevo.