Los libros apócrifos

EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA

    Al tratar temas bíblicos, tal como los conocemos desde el catolicismo, hacemos uso de un texto, donde consideramos cómo está expresada la Palabra de Dios y, con ello, donde se puede tener en consideración el divino designio rector para la obra y funcionamiento de la creación.

    La Palabra de Dios escrita ha sido recopilada desde tiempos ancestrales, mostrando, dentro de la limitada visión del ser humano, diferentes percepciones insertas en los variados textos inspirados.

    Un histórico memorial se hace presente en los sagrados textos, pero al ser diferentes los lugares y las épocas y con ello, el medio cultural en donde ha ido cayendo la divina palabra, entra en conflicto la limitación humana, en el momento de definir la autenticidad de los textos escritos.

    Con todo esto, se puede concluir que los textos, hoy conocidos con el término de origen griego de Biblia, cuyo significado es el de: los libros reconocidos como una recopilación de varios textos, formando un conjunto que para los cristianos y protestantes se divide en Antiguo y Nuevo Testamento, mientras que, los judíos, al no aceptar a Jesús como el Mesías, solo consideran el Antiguo Testamento.

    Pero también existe otra variante, pues al no aceptar los judíos en su canon siete libros, por un supuesto origen griego, a lo cual se adhieren los cristianos no católicos, en cambio los católicos sí aceptan estos siete libros, así, el número del canon bíblico judío consta solo de 39 libros, para los protestantes es de 66 y para los católicos es de 73, con esto ya pudiéramos hablar de tres tipos de Biblias: la judía, la protestante y la católica.

    A estos siete libros faltantes se les denomina deuterocanónicos.

    Independientemente de los libros deuterocanónicos, existe otro grupo de libros, a los cuales se les denomina apócrifos, los cuales no son incluidos ni por los judíos, ni por los católicos, ni por los protestantes.

    El término apócrifo viene originalmente del griego y está compuesto de las palabras Apo y Kryptein, cuyo significado, ya compuesto en su forma castellanizada seria, el de algo lejano y oculto a su origen verdadero y ya en la práctica común se considera como algo falso, no necesariamente en cuanto a su contenido, pero sí en cuanto a su autor, pero evidentemente, si existe falsedad en cuanto a su origen, esto pone en duda la veracidad del texto.

    Existiendo estos textos desde una remota antigüedad, tanto del Antiguo, como del Nuevo Testamento, fue necesaria la elaboración de un canon, tanto en el judaísmo, como en el cristianismo, a fin de esclarecer cuáles libros pueden ser considerados seguros, en cuanto a su texto doctrinal y cuáles no.

    Con todo, estos textos, sobre todo dada su antigüedad, no pueden ser desechados completamente, pues contienen elementos alternos que ayudan a entender y valorar esas épocas, ilustrando, de cierta manera, los ambientes socioculturales y ciertos tipos de devoción de esos lejanos tiempos.

    Al conocer esos textos, llamados apócrifos, conteniendo ciertas referencias con las Sagradas Escrituras, es importante entender la debida distancia entre un texto canónico, un texto deuterocanónico y un texto apócrifo.

    “Al conocer los textos llamados apócrifos, conteniendo ciertas referencias con las Sagradas Escrituras, es importante entender la debida distancia entre un texto canónico, un texto deuterocanónico y un texto apócrifo”.
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