"A Vanessa Andrade Mijangos le provoca alegría su profesión"
Vanessa Andrade Mijangos refleja en su rostro la alegría que le provoca ejercer su profesión. Ella es doctora en terapia física de rehabilitación.
Y disfruta cuando explica el uso que le da a cada aparato que se encuentra en su clínica, así como las diferentes técnicas que aplica para ayudar a la gente a recuperarse.
Su vocación por aliviar el dolor de otros la descubrió a la edad de 7 años, cuando vio a su querido abuelo, Antonio Mijangos Arzac, quedar cuadrapléjico a consecuencia de un accidente vascular cerebral. Asombrada y conmovida le dijo a su mamá: "voy a ser doctora".
Así, desde la escuela primaria en el Colegio Remington, la secundaria y preparatoria en el SAM, sus materias favoritas fueron todas las relacionadas con la anatomía.
Tenía 17 años cuando fue a cursar la carrera en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Guadalajara.
"A los tres días, cuando me tocó ver por vez primera un cadáver, me quería regresar a Mazatlán, pero no me desmayé ni me vomité como algunos de mis compañeros. Así es que con todo el apoyo de mis padres, Norma Mijangos Arzac y César Andrade Quevedo, terminé la carrera, con tan buenas calificaciones que me enviaron a San Miguel Allende a realizar mi servicio social en el Hospital Santa Fe y la residencia en el Centro de Salud de ese lugar tan bonito de Guanajuato. Estuve dos años.
"En ese tiempo, mi madre viaja a España y allá sufre un esguince en su pie y por teléfono me platica que con ultrasonido, diatermia y láser se había recuperado en unos días y ya andaba caminando como si nada. De ahí me vino el entusiasmo por hacer la especialidad en el Instituto Nacional de Rehabilitación en la Ciudad de México, donde paso mi examen de residencia sin problemas. Estuve ahí tres años y un año más en Londres, en el Birmingham Center, de donde me regreso directo a Mazatlán".
Y entonces se unió a otros cuatro médicos de diferentes especialidades para instalar un consultorio y aplicó para una base en la Clínica Hospital del Seguro Social, que le fue otorgada.
"Salí como tapón de sidra, recuerda sonriendo, es impresionante la carga de trabajo para un solo médico. Entonces conozco a Luis Alberto el 16 de diciembre del 2000 y nos casamos el 8 de marzo del 2003. En una habitación de nuestra casa instalo mi consultorio y gracias a Luis Alberto y a un buen carpintero, Carlos Gutiérrez, fui llenando cada espacio con todo lo necesario para rehabilitar lesiones musculares, tendones y desgarres.
"Así, aliviando, comencé a generar confianza entre los médicos, traumatólogos, neurólogos, nutriólogos, cirujanos generales y cirujanos plásticos que me enviaban y me siguen enviando pacientes".
Y menciona que la medicina está muy avanzada, porque, por ejemplo, después de 10 ó 12 días de una cirugía, con un tratamiento de fisioterapia y rehabilitación de un mes, se puede volver a hacer la vida normal al 100 por ciento, cuando antes se lograba en 6 ó 7 meses.
También comenta que la aparatología de hoy está a la altura, especialmente la fabricada en Europa, y que en terapia de rehabilitación, los médicos mexicanos están a la vanguardia.
"En fisioterapia respiratoria, nebulizaciones, expansiones de la capacidad pulmonar. En lesiones y fibrosis quística ayudamos a tener una mejor calidad de vida, estamos más avanzados que los europeos y a la par con los profesionales de Estados Unidos.
"El láser, compresas eléctricas y ultrasonido se utilizan en terapia para desinflamar nervio ciático y problemas de espalda. Otros aparatos, a mejorar el sistema vesicular y mejorar el equilibrio. También hay alternativas no quirúrgicas que funcionan para evitar las cirugías".
Afirma que hay muchos avances en la medicina deportiva y en la fisioestética que se aplica después de una cirugía plástica. En prótesis en mamas, pantorrillas y glúteos, con la terapia adecuada se evitan los encapsulamientos, la recuperación es impresionante.
"Es un mito que el andar en bicicleta, correr o caminar provoca lesiones en las rodillas, todo viene por la edad y la genética. Los años son arrugas en el cuerpo. Hace cinco años no se veía la fisioterapia ginecológica. Ahora, con bases científicas y mucho trabajo de investigación, se ha comprobado lo que se puede hacer, por ejemplo, para rehabilitar la incontinencia urinaria, sin cirugía.
"Desde luego, cada día hay más por aprender y me siento muy contenta con mi elección y con el circuito que se ha establecido con médicos de otras especialidades para mejorar la vida de quienes vienen a nosotros".