"Decrece la Ganadería en Sinaloa"
Óscar Rivas
La ganadería es una actividad de gran impacto económico y social para Sinaloa que como entidad productora y exportadora de alimentos, mantiene una presencia importante en el rubro, sin embargo, la falta de capacidad tecnológica amenaza con producir un déficit importante entre la demanda de alimentos lácteos y la producción ganadera.
El año pasado, se produjeron más de 200 mil toneladas de carne y se consumieron en el mercado interno 87 mil toneladas, generando un excedente por el orden del 57 por ciento, canalizándose a la exportación nacional e internacional.
De acuerdo a información proporcionada por la Secretaría de Agricultura y Ganadería de Gobierno del Estado, la actividad ganadera en 2007 produjo el 5 por ciento de la carne nacional, lo que coloca a Sinaloa dentro de la lista de los 10 estados más importantes en este sector productivo.
El inventario de cabezas asciende a 2.4 millones, destacando el municipio de Culiacán como el de mayor concentración de ganado, con el 25 por ciento del total.
En los últimos años, de acuerdo a la dependencia, el ritmo de crecimiento de la producción de carne de bovino ha sido inferior al de otros tipos de carne como la de porcino y pollo que de 2006 al 2007 presentaron un crecimiento anual de 3.2 y 9.5 por ciento, respectivamente, comparado con el 2.4 por ciento que registró la carne de bovino.
La carne de aves representó el 51 por ciento, seguido de la producción de carne de bovinos con el 37 por ciento y el 9 por ciento de la carne de cerdo, esta problemática se explica por el impacto que ha tenido la sequía en la alimentación del ganado.
Para 2007, la cantidad de praderas destinadas al pastoreo en el estado ascendió a más de 350 mil hectáreas, respecto a la producción de leche, Sinaloa demandó en el 2007 más de 319 mil litros, sin embargo, la producción de este alimento estuvo por debajo de los 112 mil litros, lo que arroja un déficit de la producción de más de 200 mil litros al año.
Este problema se debe en parte a la falta de incentivos al productor por parte de un mercado que compra a precios muy por debajo de la media nacional y a que a pesar de los instrumentos públicos y subsidios para la producción, existe una caída en la inversión privada en la producción de lácteos.