En la coyuntura de la promesa presidencial de revitalizar la producción agropecuaria, Petróleos Mexicanos acaba de comprarle en 475 millones de dólares a Altos Hornos de México una planta productora de fertilizantes, en la mira de revivir una industria en estado de coma desde 1999.
Aunque la empresa vendedora conservará la razón social Agronitrogenados, la paraestatal operaría bajo marca propia aprovechando el abaratamiento de la materia prima, es decir el nitrógeno generado por la urea.
Ubicada en su momento, a la privatización de Fertilizantes Mexicanos, Fertimex, como la principal productora de fertilizantes nitrogenados del país, Agronitrogenados, cerró, justo, al encarecimiento de la materia prima.
De hecho, la empresa sostuvo un largo litigio con Pemex por una deuda que ésta ubicaba en 250 millones de dólares.
La caída de la firma coincidió con la debacle de otra de las empresas en que se dividió Fertimex para su privatización. Estamos hablando de Fertinal, a su vez la principal productora de fertilizantes fosfatados, ubicada en el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán.
Cancelada la producción nacional, el abasto lo llenó la importación de urea procedente de Rusia, Libia y Venezuela, más barata que la de Pemex pero también prohibitiva para los pequeños y medianos productores rurales.
Bajo la conducción de Pemex, se calcula que la producción de la planta alcance 1.2 millones de toneladas anuales de fertilizantes.
La paradoja del caso es que el largo ayuno de 15 años no solo llegó por la carestía de las materias primas, sino por un conflicto entre la empresa Fertinal y una compañía de seguros.
La historia se inició a la negativa de la compañía AXA, entonces propiedad de la empresa holandesa Internationale Nederlands Group, ING, a entregarle a la firma productora de fertilizantes un anticipo de 10 millones de dólares para remover escombros tras la destrucción de las instalaciones de su filial Roca Fosfórica Mexicana, ubicada en una zona cercana a La Paz, Baja California Sur, al embate furioso del Huracán Juliette en septiembre de 2001.
Fertinal había adquirido una póliza "contra todo riesgo", con una cobertura de 300 millones de dólares.
La justificación original de la compañía aseguradora era que no había claridad en el alcance de la póliza, además de que no era válida la posibilidad de anticipo y, en paralelo, no había certeza sobre el beneficiario, toda vez que Fertinal (cuya razón social es Agroindustrias del Balsas), había endosado la póliza a favor de alguno de sus acreedores.
El caso es que el obstáculo precipitó la quiebra de la empresa siniestrada, por más que se dijo que con "Juliette" o sin "Juliette" estaba desahuciada. De hecho, su principal planta, localizada, decíamos, en Lázaro Cárdenas, Michoacán, estaba paralizada.
En el camino se inició una catarata de demandas que derivaron en la expedición de 21 órdenes de aprehensión contra funcionarios y proveedores de la compañía de seguros, entre ellos su ex director general, Adrián Páez, quien debió salir del País para evitar su encarcelamiento.
En el rodar del alud, un juez ordenó el congelamiento de cuentas de ING por 300 millones de dólares, en paralelo de otro, ordenado por la Condusef, por 43 millones, monto en que el organismo calculaba el daño.
El largo pleito terminó cuando la justicia obligó a ING, entonces propiedad de la empresa francesa AXA, a cubrir una indemnización de 51 millones de dólares, además de intereses acumulados, cuyo monto alcanzó otros 42.
Y aunque después de un largo paréntesis Fertinal revivió, su producción era prácticamente simbólica.
El campo, pues, se quedó sin fertilizantes.
Pemex sale al quite... 15 años después.
Balance general
Del plato a la boca se está cayendo la sopa en la posibilidad de que el taller de mantenimiento de Mexicana de Aviación MRO, único negocio en marcha tras la salida de las pistas de la empresa, salga del concurso mercantil en que se ubica desde hace tres años.
El obstáculo lo representa la Tenedora K, es decir el fondo de inversión estadounidense Advent, quien adquirió las acciones del Grupo Aeronáutico Mexicano a la graciosa huida de su presidente, Gastón Azcárraga Andrade.
El precio pactado fue de mil pesos.
La empresa quiere mantener un porcentaje accionario de la firma con galones de prestigio, dada su condición de "dueño". El problema es que nunca le injertó un centavo a la filial de Mexicana, aunque alega haber invertido millones para mantener operando a la empresa... durante una semana.
Desde que se realizó la extraña operación por medio de la cual Azcárraga
intentó lavarse las manos, se sabía que la intención de la Tenedora K era quedarse con MRO. De hecho, a cada posible postor que llegaba al rescate de Mexicana le encarecía el valor de los papeles para su entero.