"Empresarios en crecimiento"

"Empresarios en crecimiento"
DUEÑEZ* EMPRESARIA

    ¿Convendrá mejorara la educación desde la empresa? 

    Si queremos lograrlo, dado que los resultados se ven sólo a largo plazo, habrá que confiar en la teoría pedagógica.
    Pienso que no sólo yo ni sólo los empresarios hemos podido constatar y padecer, en nosotros mismos y en nuestros hijos, las deficiencias del sistema educativo vigente. Pero lo hemos venido sobrellevando, tolerando, quizá porque estamos acostumbrados a escuchar a maestros, directivos escolares, etcétera, que son todos ellos parte de ese mismo deficiente sistema educativo.
    De otra parte, como empresarios, estamos hoy acostumbrados a romper paradigmas, a promover la innovación y, en fin, a no dejarnos vencer por la inercia de lo establecido. Y entonces, al escuchar las críticas a lo establecido, y las propuestas a futuro de los modernos pedagogos, algo resuena o vibra en nosotros. ¿Será posible? ¿Estaremos llamados a participar... o incluso a protagonizar?
    Todos estamos preocupados por la educación, pero no todos hemos tenido la ocasión de escuchar a pedagogos innovadores. Nuestro Asesor Ético, el Dr. Paulino Quevedo, además de filósofo es pedagogo, y sus puntos de vista me cuestionan. En otros artículos he hablado de esto, y hoy quiero continuar con el tema.
    Si hemos de lograr una educación mejor, señala Quevedo, deben respetarse las bases de la sana Pedagogía: los principios de subsidiariedad, solidaridad, y paidocentrismo; y también el paidoderecho o derecho del niño a ser educado personal y amorosamente por sus propios padres, salvo por motivos realmente subsidiarios.
    Que los padres no eduquen personal y amorosamente a sus hijos, educación hogareña o home schooling, sino que los manden a la escuela, se justifica sólo por motivos subsidiarios, como sucede, por ejemplo, cuando los padres son analfabetos o tienen una educación cercana al analfabetismo.
    Uno de los principales paradigmas que hoy habría que romper para iniciar la educación hogareña, es que los padres no quieren educar a sus hijos, pues ya están acostumbrados a la comodidad de enviarlos a la escuela.
    Como ayuda para romper esta inercia, Quevedo menciona algunas ventajas de la educación hogareña, y también algunas desventajas e incluso peligros de la educación escolar tradicional.
    Ventajas de la educación hogareña:
    1.- Mejor educación, amorosa y paidocéntrica o totalmente personalizada.
    2._ Tener a los hijos contentos, cada uno estudiando lo que más le interesa.
    3._ Educación más intelectual que memorística.
    4._ Conservar la autoridad paterna con los hijos.
    5._ Evitar la brecha entre generaciones.
    6._ Llevarse bien con los hijos.
    7._ Mejorar las relaciones entre hermanos.
    8._ Conservar y saborear la cultura adquirida, los padres y los hijos.
    9._ Que los hijos puedan comenzar a trabajar a más temprana edad.
    10._ Disminución significativa del gasto familiar: ahorrarse lo de las escuelas.

    Desventajas y peligros para los hijos en la educación escolar tradicional:
    1._ Tremendas presiones psicológicas debidas a los exámenes.
    2._ Distanciamiento y malas relaciones con sus padres, frecuentes o habituales, con motivo de las tareas y las calificaciones.
    3._ Agresiones o persecuciones de parte de individuos o pandillas.
    4._ Mayor posibilidad de secuestro.
    5._ Probable pérdida de la virginidad.
    6._ Alguna experiencia de homosexualidad o lesbianismo.
    7._ Iniciarse en el tabaco o en el alcohol.
    8._ Probar alguna droga.
    9._ Adherirse a alguna rebeldía estudiantil.
    10._ Iniciarse en alguna forma de delincuencia.
    Quevedo señala que es casi seguro que todo muchacho o muchacha que haya asistido a la escuela haya padecido al menos cinco de los anteriores daños.
    Y todo para terminar el bachillerato sólo con un mínimo de los conocimientos que supuestamente debería adquirir en 15 años de escolaridad, incluido el jardín de niños. La escuela es el lugar donde los hijos quedan mayormente fuera del control y cuidado de sus padres.
    Los 20 puntos anteriormente señalados ciertamente nos hacen pensar, nos cuestionan, nos retan. Ponen en crisis nuestra capacidad de romper inercias y paradigmas, de ser creativos e innovadores, sobre todo en campos que se salen de aquello en lo que nos consideramos expertos.
    Y mucho más nos preocupa el no ir a darles lo mejor a nuestros hijos debido a nuestra dependencia de lo establecido.
    La gran pregunta es cómo poder juzgar de la conveniencia real de la educación hogareña; y en caso de juzgarla conveniente o necesaria, cómo poder llevarla a cabo del mejor modo posible.
    Quevedo afirma que uno de los mejores modos actuales es mediante la intervención de los empresarios y sus empresas; él tendrá que decirnos el cómo.
    ¿Será verdad? ¿Será posible? ¿Qué piensa usted? Me interesan sus puntos de vista. No me dejen solo con este pedagogo-filósofo que tengo como Asesor Ético.

    c_dumois@cedem.com.mx
    Carlos A. Dumois es Presidente y Consultor de CEDEM.

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