"Empresarios en crecimiento"
Gobernando a l empresa y a la familia
No es lo mismo gobernar la Empresa Familiar que gobernar la Familia Empresaria. Entendamos la diferencia.
El Consejo Familiar es una figura de gobierno corporativo relativamente desconocida en el mundo empresarial latinoamericano. Los Negocios Familiares apenas están dándole importancia al tema del gobierno corporativo en general, y a la relevancia de contar con buenas instancias de gobierno que ayuden a ejercer el rol de dueño y a gestionar la creación de valor.
Hemos trabajado por años ayudando a empresarios a hacer funcionar a sus Consejos de Administración. Es un asunto complejo. Pocos logran que sus consejos les ayuden realmente a crear valor. En su mayoría terminan siendo instancias de arbitrio o de representatividad de accionistas que estabilizan y dan continuidad al liderazgo entre los propietarios.
Muchos de ellos no son más que comparsa de quienes mandan y muy poco aportan en la gestión del crecimiento del valor de la empresa.
En los Negocios de Familia el Consejo de Administración no puede satisfacer ciertas necesidades que este tipo de empresa tiene. Confundir el papel que debe hacer este consejo es condenarlo al fracaso. La tarea de gobernar a la Empresa Familiar es una; la de gobernar a la Familia Empresaria es otra.
El Consejo Familiar es una instancia distinta al Consejo de Administración. Sus labores son diferentes. En algunas empresas, muy pocas, está clara esta diferencia.
En España se han hecho grandes progresos en esta distinción, en buena medida gracias a la gran labor que ha hecho el Instituto de la Empresa Familiar. Con uno de sus directivos, Joan Corona, hemos aprendido mucho sobre este tema.
El Consejo de Administración es la más alta instancia de gobierno de una empresa que participa directamente en la gestión de los procesos de creación de valor.
Este Consejo se debe a los accionistas y sus miembros son nombrados por ellos. La Asamblea de Accionistas, aunque participe poco en la gestión de la dueñez en sí misma, es la instancia a la cual reporta el Consejo de Administración.
Pero en los Negocios Familiares la relación entre los socios es múltiple, y muchas veces confusa y enredosa. No se tratan exclusivamente como socios, y les une también, y desde antes, un vínculo afectivo que ejerce una influencia relevante en esa relación.
La Asamblea de Accionistas, un instrumento creado primordialmente por abogados, no está diseñada para conciliar intereses ni para unificar visiones.
Sus bases son más contractuales y jurídicas que otra cosa. Una asamblea que rebasara los alcances comunes de su propia concepción, y que fuese más allá de la formalización de las decisiones de los accionistas, parecería difícil de enmarcar y manejar.
Ésta es justamente la razón de ser del Consejo Familiar. Es éste el foro donde los representantes del capital han de ponerse de acuerdo y definir lo que quieren conjuntamente de su empresa y cómo participar en ella.
El Consejo de Familia es el medio para que los familiares que comparten la propiedad tengan una sola voz. Esa voz ha de ser única en la Asamblea de Accionistas y única ante el Consejo de Administración.
El Consejo de Administración a su vez se encarga de hacer realidad lo que el Consejo Familiar y la Asamblea de Accionistas le dicten. Los temas del primero son siempre de negocio, así como sus bases de funcionamiento: agenda, dinámica de trabajo, arquitectura de información, etcétera.
El Consejo Familiar, por su lado, trata también temas de negocio, pero sin meterse en la gestión del valor. Es en él donde se define la postura de la familia como accionista para dictársela al Consejo de Administración; pero también es donde se dirimen diferencias entre los familiares, se establecen políticas, se acuerda el Protocolo de Familia, se diseña y da seguimiento a la Estrategia Patrimonial, se planean las estrategias hereditaria y sucesoria, etcétera.
Cuando se pretende que el Consejo de Administración juegue también el rol que le corresponde al Consejo Familiar, transferimos las confusiones que usualmente se presentan en los Negocios Familiares a esta valiosa instancia de gobierno.
La confusión de las dos entidades, empresa y familia, se institucionaliza, dificultando así el proceso de gobierno de ambas. Ni gestionamos bien la creación de valor, tarea del Consejo de Administración, ni gestionamos bien la construcción de la armonía y la querencia unificada, tarea que le toca al Consejo Familiar.
El papel del dueño no es operar, ni administrar, ni dirigir. El rol que le toca es el de gobernar, y para esto le ayuda el Consejo de Administración; pero antes tiene que aprender a gobernarse a sí mismo, y para esto le ayuda el Consejo de Familia.
c_dumois@cedem.com.mx
Carlos A. Dumois es Presidente y Consultor de CEDEM.
"Dueñez®" es una marca registrada por Carlos A. Dumois.