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"Culichi que sobrevivió al sismo en china"

"'Sentí que me jalaron la silla' :Luis Alfredo Ávila López"

"Culiacanense que sobrevivió al sismo de China busca apoyo en Beijing"
06/11/2015 08:25

    Norma Alicia Sánchez

    A las 15:00 horas del lunes en Chengdu, capital de la provincia china de Sichuan, Luis Alfredo Ávila López, egresado de la Universidad Autónoma de Sinaloa, vio cómo todo a su alrededor se derrumbaba.
    Los edificios contiguos al lugar donde vivía con otros estudiantes cayeron estrepitosamente aplastando a cientos de jóvenes que no lograron salir cuando se registró el sismo de 7.9 grados en la escala Richter.
    "El lunes, cuando terminé las clases, a las 12, me fui a comer. Cuando regresé me puse a checar el e-mail en mi cuarto. Estaba sentado. Y a eso de las 3 y media sentí que me jalaron la silla. Creí que había sido una broma de mis compañeros, pero volteé atrás y no vi a nadie", relató ayer desde la ciudad de Beijing, a donde viajó una vez que pudo volar desde Sichuan.
    "Después vi que empezó a temblar el clóset. Las puertas del clóset se abrían. Como nunca había experimentado un terremoto, creí que era una máquina taladradora en la calle y entonces vi que el clóset se cayó. Se quebró el espejo. Se me cayó todo de la mesa. Ahí fue cuando me cayó 'el veinte'".
    Gritos de angustia salían detrás de la puerta de su habitación, mientras que intentaba escapar, pues el epicentro estaba a unos cuantos metros.
    "Abrí la puerta y vi a toda la gente corriendo. Estaba en el cuarto piso, el último del edificio de extranjeros donde vivía. En un minuto alcancé a bajar las escaleras. Cuando bajé el piso estaba como mar. Como ola. Me puse todo nervioso viendo a gente llorando, herida", relató.
    Todas las personas que estaban en ese edificio alcanzaron a salir y la edificación en la que estaba el cualicanense quedó en pie.
    "Pero otros edificios de mi escuela, a unos metros, todo se cayó. No hubo ningún edificio que quedara en pie y ahí es donde fue el epicentro. Por eso fue que me quede con el trauma.
    "Pensar que pude haber sido uno de esos estudiantes que estaban en los edificios donde fallecieron todos los estudiantes... En el edificio 139 escapamos, pero 211 alumnos no pudieron escapar. Hubo gente que también corrió como yo, pero no alcanzaron a llegar al lobby. Todavía me siento nervioso".
    Al edificio donde vivía ya no quiere volver.
    "Las cosas materiales no me interesan. Lo único que quiero es que me trasladen a otra ciudad. Ya no quiero regresar a Chengdu".


    Noches de angustia
    Las tres noches después del temblor continuó la pesadilla para Luis Alfredo.
    "Dormí en la calle y desafortunadamente ese día llovió fuerte. La Universidad nos dijo que los que tuvieran dinero compráramos una casa de campaña. Yo la compré, pero los precios los elevaron mucho y me quedé sin dinero.
    "Una botella de agua costaba un yuan antes del terremoto y al día siguiente me costaba tres yuanes. Entonces perdí mucho porque llovió tanto que la casa de campaña no me sirvió y me tuve que ir a dormir en la pura puerta del lobby".
    La angustia del sismo todavía no se alejaba cuando fue testigo de más amenazas.
    "En la noche no pude dormir. Me despertaba y nomás escuchaba: 'córranle porque está temblando otra vez'. Mojado, sucio, corría y otra vez al lobby. Cinco minutos después volvió a temblar. Toda la noche fue así. La siguiente noche fue igual. La tercera noche también. En total dormí como cinco horas en esos tres días. Fue en verdad una pesadilla".

    La ausencia familiar
    La madrugada del martes, un día después del temblor, Luis Alfredo recibió una llamada de su madre, su primer contacto familiar después del sismo.
    "Me comuniqué como 12 horas después con ella. No poderme comunicar con mi familia fue la peor parte. Cuando pasó el terremoto, después de bajar al piso uno, me fui a buscar un refresco porque se me descontroló la presión y, cuando pude pensar, me acordé que mi familia iba a ver las noticias.
    "Al principio creí que no habían muerto tantas personas. Mis amigos decían: 'esa noticia no va a salir al mundo, la gente ni sabe donde está Chengdu'. Pero cuando empezamos a ver que 5 mil , 7 mil, 12 mil muertos, más los desaparecidos, que con el tiempo se pueden convertir en muertos, entendimos dónde estábamos".
    Lo que le preocupaba más a Luis Alfredo era saber que su madre se daría cuenta a través del noticiero.
    "Sabía que mi mamá estaba a salvo una horas porque para ella era de madrugada y no se enteraría de esto, pero pasó el tiempo y supe que amanecería. Entonces me preocupe. Sentí muy feo".


    En busca de apoyo
    La Embajada de México en China se comunicó con Luis Alfredo una vez que las líneas de comunicación fueron restablecidas, sin embargo, la espera fue tormentosa.
    "Recibí llamadas de la Embajada y ha respondido muy bien. Para el Embajador de China lo que ocurrió es la prioridad y eso me reconforta. Después del sismo ansiaba, de verdad, una llamada de la Embajada, cuando sucedió, me sentí tan feliz".
    En un vuelo urgente voló hasta Beijing para buscar apoyo.
    "Ayer llegué a las 2 de la mañana y me quedé con unos amigos mexicanos, pero su recámara es extremadamente pequeña, mi equipaje no cabía. No es posible dormir ahí.
    "Voy a buscar en la Embajada a ver si me dejan dormir ahí unos días o a ver cómo le hago", dijo ayer vía telefónica.
    Perdió ropa, zapatos y aparatos eléctricos y está buscando apoyo médico para curar un dolor que tiene en una pierna que se lastimó cuando saltó durante el terremoto y un hongo que le salió en la mano por dormir en el césped.
    "No me interesa en dónde, sólo quiero un techo donde dormir. Tengo varios días durmiendo en la calle, así que no es problema el lugar".