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"Asuntos sociales"

"Buscan integración de jóvenes indígenas"

"Los centros atienden a 3 mil 422 niños y adolescentes indígenas, de etnia triqui, tarasca, mixteca, otomí y nahua"
10/11/2015 07:50

    MÉXICO (EFE)._ Miles de niños y jóvenes indígenas son excluidos del sistema educativo mexicano por falta de recursos o por discriminación. Para paliarlo existen 160 centros comunitarios de aprendizaje en la capital, con la misión de ofrecerles una nueva oportunidad.

    "Tuve que dejar de estudiar en tercero de secundaria para ayudar a mi mamá, pero claro que me gustaría volver, sería maestra", cuenta Cecilia Ávila, de 18 años y la mayor de tres hermanos, mientras sostiene una libreta a las puertas del centro Hia Nga, (f lor de nube, en lengua triqui) en Iztapalapa, al este del Distrito Federal. 

    Aunque ella nació en la Ciudad de México, sus padres, de etnia mixteca y originarios de Oaxaca, se trasladaron a la capital buscando, como muchas otras familias, un futuro esperanzador para sus hijos, alejados de los sueldos de subsistencia del campo. 

    Esta joven, que asegura con orgullo que sus hermanos pequeños sí estudian, trabaja de noche en una empresa maquiladora donde arma periódicos y durante el día se encarga de las tareas del hogar mientras su madre está fuera. Su rutina cambia todos los martes y jueves por la tarde, cuando acude a este centro de aprendizaje en el que recibe clases en la lengua de sus padres, el mixteco. 

    Junto a Cecilia, otra joven de 18 años, Ana Gabriela, explica que ella también tuvo que abandonar los estudios, en su caso por quedarse embarazada. 

    Ahora mantiene a su hija con la ayuda de su familia y con lo que recibe en las casas donde limpia. De etnia masateca, padres oaxaqueños y nacida en el DF, indica que si pudiera volver a estudiar desearía matricularse en "computación", pero rápidamente recuerda, como si se lo dijera a sí misma, que "si no hay dinero, hay que trabajar".

    Sin embargo, sin desanimarse y con una gran sonrisa, precisa que ir al centro le permite convivir con chicos de su edad y aprender no solo matemáticas o historia, sino también otras lenguas originarias de México.

    En total, existen 160 centros comunitarios de aprendizaje en la Ciudad de México, coordinados por la red de comunidades indígenas y apoyados por la Secretaría de Educación del Gobierno capitalino, que pretenden ofrecer una segunda oportunidadpara quienes tuvieronque abandonar la escuela. 

    Reforzar las raíces En esta delegación de Iztapalapa, una de las más pobladas y desfavorecidas del Distrito Federal, hay 20 centros en los que se atiende a 3 mil 422 niños y adolescentes indígenas, la mayoría de etnia triqui, tarasca, mixteca, otomí y nahua, según datos de unaencuesta realizada por Unicef y la Secretaría de Educación del Distrito Federal.

    La mayoría proceden de familias emigrantes que acuden a la capital del país desde las zonas rurales de México en busca de mejores oportunidades, según explica Fernando Trinidad, coordinador general indígena de los centros educativos de la delegación.

    "En el campo no hay empleo y la siembra sólo alcanza para el autoconsumo, así que vienen para desarrollarse y superarse, pero llegan aquí y están peor porque sin cualificación no es fácil encontrar un trabajo", indica.

    DESTACADOS
    *Estos 160 centros comunitarios
    de aprendizaje de
    Ciudad de México están
    coordinados por la red de
    comunidades indígenas y
    apoyados por la Secretaría
    de Educación del gobierno
    capitalino, que pretenden
    ofrecer una segunda oportunidad
    para quienes tuvieron
    que abandonar la escuela. 
    *La mayoría de alumnos de
    estos centros proceden de
    familias emigrantes que acuden
    a la capital del país desde
    las zonas rurales de México en
    busca de mejores oportunidades,
    según explica Fernando
    Trinidad, coordinador general
    indígena de los centros educativos
    de la delegación. 

    *La realidad de estas familias
    pasa por condiciones
    precarias de vida y de trabajo
    y por problemas de discriminación,
    que repercuten directamente
    en el desarrollo
    de los más jóvenes.